Revista nº 1037
ISSN 1885-6039

Visita del Rey Alfonso XIII a La Palma.

Jueves, 23 de Noviembre de 2006
José Guillermo Rodríguez Escudero
Publicado en el número 132

En este año 2006 se cumple un centenario de la primera visita de un monarca español a Canarias. Recorrió todas las islas y el presente artículo destaca los aspectos más relevantes de su estancia en la isla de La Palma, con especial énfasis en la recepción del Club Náutico, que recibió por aquel entonces la distinción de Real.


En la desapacible noche del 29 de marzo de 1906 zarpó del puerto de Santa Cruz de Tenerife el empavesado trasatlántico Alfonso XII, convertido en crucero auxiliar, hacia la Isla de San Miguel de La Palma. A bordo viajaban el joven Rey Alfonso XIII (hijo del monarca que daba nombre al buque) y su amplio séquito. En él se encontraba su hermana la Infanta María Teresa y su esposo el Infante Fernando de Baviera. También el Ministro de la Gobernación, Guerra y Marina. Debido al mal estado de la mar, se optó por cambiar el rumbo y se dirigió al Puerto de la Luz. Desde aquí salió a las 11 de la mañana del 3 de abril a la preciosa capital palmera, llegando al atardecer del mismo día. Fondeó el barco lo más cerca posible de tierra, cerca del actual muelle, no muy lejos de donde lo hicieran sus escoltas, el cañonero Alvaro de Bazán y el yate real Giralda.

Llegada de la comitiva a La Palma.

El desembarco del soberano estaba previsto para las 9 de la mañana del día siguiente, pero nuevamente la climatología volvió a ser adversa y unas amenazadoras nubes aconsejaron que permaneciera a bordo. Mientras el tiempo mejoraba, el monarca se entretuvo haciendo ejercicios de tiro de pichón. Finalmente llegó el momento esperado. La muchedumbre aguardaba expectante. Una vez que la lancha de motor dejó al rey en el desembarcadero el gentío le dispensó un caluroso recibimiento. Subió a un coche de caballos en el que también viajaba el alcalde Federico López Abreu. Un testigo afirmaba que “Su Majestad, siempre sonriente, no se daba punto de reposo, revelábase la emoción de que estaba poseído, aplaudía con frenesí, saludaba con la teresiana o con las manos, agitaba el pañuelo…”

Aunque su estancia fue muy corta, la regia visita fue muy bien aprovechada, y siempre arropada por varios miles de personas que lo ovacionaban desde todos los rincones de la ciudad. Visitó el templo de El Salvador, donde entró bajo palio, y participó en un Tedeum. También entró en el ayuntamiento, la recova, el museo de La Cosmológica, el Teatro Circo de Marte y la sede del Nuevo Club Náutico. No faltó también la visita al acuartelamiento del Batallón de Cazadores de La Palma, sito en el Cuartel de San Francisco. Fue en ese instante cuando cayó un inmenso aguacero que no arredró al joven rey. Allí Alfonso XIII pasó revista a las tropas que le rendían honores, bajo una lluvia que no cesaba. Ya por la noche, varios botes de pesca rodearon el buque real y le obsequiaron con numerosos cantos de la tierra.

El Rey Alfonso XII saliendo de El Salvador.


La recepción en el nuevo Club Náutico

El esperado día había llegado. Era un día desapacible, lluvioso y la calle Real, que había sido allanada con arena para que los carruajes del séquito real pudieran maniobrar y rodar con elegancia y rapidez, se había convertido en un lodazal. Sin embargo, entre las paredes de la Sociedad todo estaba preparado, reluciente, espectacular… Algunas fotografías conservadas de aquellos salones hablan por sí solas. La mansión- antigua casa del mayorazgo Fierro-Espinosa- iba a ser testigo de una de las más importantes efemérides de toda su historia. Suponemos que el nerviosismo se palpaba por doquier. Arduas horas de preparación intramuros que no iban a impedir que las condiciones meteorológicas adversas del exterior mermaran tanta ilusión. El esfuerzo, el interés, el agotamiento… debían tener por fuerza otro premio.

El día había llegado y la muchedumbre abigarrada y apretujada a lo largo de la mojada y enramada calle Real ya vociferaba. El Rey estaba llegando. Las últimas carreras, los últimos suspiros… y, luego, la calma. La suerte estaba echada y ya se habían cuidado todos los detalles, por lo que nada podía fallarles. El mal tiempo no podía deslucir la gran celebración que tantos quebraderos de cabeza y gastos habían dado a los organizadores… a tanta gente…

Real Club Náutico de La Palma preparado para la visita del monarca.

Los amplios salones de la recién inaugurada sociedad Nuevo Club se preparaban para albergar al primer Rey de España que, en toda la historia, iba a visitar La Palma. Era el primer monarca español que visitaba todas y cada una de las islas Canarias en un mismo viaje. Un gran honor. El nombre de la sociedad tendría que asociarse ya, indiscutiblemente, al histórico acontecimiento. Existía, eso sí, algo de decepción, puesto que, a diferencia de los sucedido en Santa Cruz de Tenerife con el Club Tinerfeño, no le había sido posible participar en el traslado del Rey a tierra en uno de sus botes, que había sido primorosamente preparado al efecto.

La casa se hallaba magníficamente decorada y amueblada. La zona noble había convertido en un fastuoso salón del trono. En él tendría lugar la recepción en el que le cumplimentarían las numerosas autoridades, cónsules, jefes y oficiales del ejército. Las muchachas ataviadas con los trajes típicos también aguardaban impacientes y también una representación de estudiantes, comisiones de otras sociedades y parte del público elegido.

Fue muy poco el tiempo que el monarca permaneció en el local social. Se reafirmaba así la referencia socio-cultural de gran prestigio de esta Sociedad. Así lo era ya antes de tener lugar el evento que ahora celebramos, pero ésta ha sido una de sus experiencias más importantes y relevantes. Tengamos en cuenta que a esta sociedad pertenecían casi “obligatoriamente” las clases nobles y de abolengo, las clases llamadas “altas” o de “élite”, así como los personajes más relevantes de la época y en ella tenían lugar los acontecimientos sociales más lucidos y recordados. La visita real fue, por tanto, la coronación y la materialización de un anhelo largamente esperado.

Real Club Náutico de La Palma en la actualidad.

Se había habilitado la alcoba real con un juego de cama expresamente bordado para la ocasión por unas artesanas palmeras e incluso se le había colocado un orinal de oro. El edificio lucía sus mejores galas. Importantes familias habían cedido numerosos muebles, tapices, alfombras y diversos enseres para revestir salones, escaleras y resto de la mansión. Como anécdota se recuerda que fue comprada una preciosa cristalería bellamente tallada. También se conserva la carta remitida por Nicolás de las Casas al alcalde López Abreu, con noticias sobre una alfombra destinada a los arreglos con motivo de la visita regia, fechada el 20 de marzo de 1906. Precisamente un día después, el ayuntamiento había hecho un llamamiento dirigido a los miembros de la comisión nombrada para el arreglo de esta casa, inicialmente preparada para que allí se hospedara Su Majestad. Previamente, el 10 de marzo, se había hecho una convocatoria para tratar el arreglo de las casas que habían de servir de alojamiento real. Finalmente se optó por la mansión que nos ocupa.

En esa visita se le concedió al soberano la Presidencia de Honor de la Sociedad, tras lo cual ésta recibe el otorgamiento de “Real”. Tratamiento especial que confirmó nuestro actual monarca don Juan Carlos I, nieto de Alfonso XIII, cuando muchos años después también visitó el noble inmueble. Allí fue también recibido con todos los honores, almorzando en el salón principal, el mismo que había visitado su augusto abuelo.

Aún se conserva el retrato del soberano. Una fotografía dedicada por el propio rey que fue salvada de sucumbir en dos incidentes. Por un lado, el día de la proclamación de la II República y por otro del incendio de 1954.

Bibliografía

«Noticias y comentarios». Germinal, n. 154 (5 de abril de 1906), p.[2]
«Conveniencia ó despilfarro». Germinal, n 150 (15 de marzo de 1906), p. [3].
«Ojeada, Una.». Diario de Avisos (3 de abril de 1906), p. [3]
LUGO SOSVILLA, Carlos. Centenaria sociedad: «Real Club Náutico» de Santa Cruz de La Palma [Manuscrito policopiado]. [69] h.
ARCHIVO MUNICIPAL DE SANTA CRUZ DE LA PALMA. Expediente de la llegada de Alfonso XIII a La Palma (caja 725, vol. 3, carpeta 10)
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Comentarios
Domingo, 11 de Marzo de 2007 a las 23:35 pm - tabaibero

#07 No estoy de acuerdo con la adoración a unos señores, que como todos son mortales. A la hora de ir al baño van como todo el mundo. ¿por qué tiene uno que arodillarse ante estos señores que solo saben saludar y jalar de la cinta para inaugurar una placa.? Los gastos que ocasionan con sus traslados y la corte de culichiches que arrastan deberian emplearse en asuntos sociales. Lo del protocolo lo veo como una cosa de lo más cursi y caduca. Parece mentira que tengamos que tragarnos semejantes machangadas y soportar las babas que caen de la comisura de los labios de los monárquicos cuando aparecen estos señores. El pueblo no eligió la monarquía, fué un regalo del satrapa y asesino golpista de Franco. Chiquito regalo.

Viernes, 01 de Diciembre de 2006 a las 15:58 pm -

#06 ¿y qué me dicen del Alcalde de Tazacorte dándole la mano a los Reyes con gafas de sol puestas dentro del Parador?¿y el de Fuencaliente? que le cogió el dedo al Rey mientras hablaba con él y no lo soltaba... mientras que a la Reina la dejó con la mano estirada porque ni le hizo caso... ¡qué cosas!

Miércoles, 29 de Noviembre de 2006 a las 09:42 am - FEDE

#05 LE DOY TODA LA RAZÓN. VÍ EN LA TELE LOCAL CÓMO ALGUNAS AUTORIDADES ESTABAN MÁS PENDIENTES DE LAS FOTOS QUE DE LOS REYES MISMOS, INCLUSO HUBO UN ALCALDE QUE LE DIO LA MANO A LA REINA SIN MIRARLA, SINO DE SOSLAYO, COMO EL QUE LE TIENE TIRRIA, PORQUE ESTABA MÁS PENDIENTE DE HABLAR CON EL REY. HACE FALTA MÁS EDUCACIÓN, SEÑORES, QUE LOS REYES SON LOS REYES.

Martes, 28 de Noviembre de 2006 a las 20:53 pm - Sta Cruz de La Palma - una vecina

#04 Si me lo permiten, tras analizar lo que he visto en la calle directamente y lo que he observado por la tele, los canarios en general, no tenemos ni idea del mínimo conocimiento de protocolo. He visto a alcaldes besar a la Reina en las mejillas, o abrazar al Rey antes de que éste haga el mínimo gesto hacia esa persona. Es muy común la estupidez de que los derecha estén programados para la reverencia notable mientras que los de izquierdas se les obligue que no hagan ningún tipo de genuflexión las damas o la inclinación de la cabeza los caballeros. Hay que buscar un punto medio. Los Reyes son los Reyes y hay que demostrarles el máximo de respeto. Mantener las distancias protocolarias si no se les indica lo contrario. No ya el pueblo, que es soberano y tal vez no entienda de esto, pero políticos, alcaldes, etc. en sus saludos, en la mirada a la cámara, en su comportamiento, etc. han dejado mucho que desear. Aprendan protocolo para que no haya tantos malos entendidos. Gracias

Martes, 28 de Noviembre de 2006 a las 12:43 pm -

#03 Por lo visto, lo que van a hacer es enviárselo al Palacio de la Zarzuela en breve, por mediación del Jefe de la Casa de S.M. en un magnífico estuche.

Viernes, 24 de Noviembre de 2006 a las 13:57 pm -

#02 Hace escasos treinta minutos que en el Palacio Salazar de Santa Cruz de La Palma se le ha hecho entrega a SS.MM. Los Reyes de España de un ejemplar del mencionado libro. El Rey parecía visiblemente emocionado. Los Reyes quisieron salir al balcón de dicho inmueble para saludar a los que allí nos congregamos. ¡Viva el Rey! ¡Viva la Reina!

Jueves, 23 de Noviembre de 2006 a las 21:17 pm - José G. Rodríguez Escudero. Santa Cruz de La Palma

#01 Precisamente, el Real Nuevo Club Náutico de Santa Cruz de La Palma ha editado un magnífico libro sobre esta célebre efeméride titulado Alfonso XIII en La Palma: centenario de la concesión del título 'Real' a la Sociedad Nuevo Club. Una obra inédita que rememora aquella visita real, que este año cumple su centenario. Fue presentado por el Presidente del Parlamento de Canarias Gabriel Mato al que acompañaban en la mesa los dos editores, Manolo Poggio Capote y Víctor J. Hernández Correa, el Presidente de la entidad, José Jaubert. Tras los breves discursos de dichas personalidades, el acto lo cerró José Arturo Navarro, diplomado en Heráldica y Genealogía y antiguo responsable de protocolo del Parlamento, con una conferencia que estuvo repleta de curiosidades y anécdotas sobre la estancia de Alfonso XIII en Canarias que hicieron disfrutar al numeroso público. Once fueron los autores los que desinteresadamente hicieron un recorrido por la historia de dicha real visita y de muchos temas inéditos relacionados con la real sociedad. Un excelente trabajo impreso en el que también colaboró la Escuela de Arte de la capital palmera. Mi más sincera enhorabuena a los editores y a quienes hicieron posible hacerla realidad.