Revista nº 1037
ISSN 1885-6039

Frente común para impedir el retroceso de nuestra cultura.

Viernes, 03 de Febrero de 2006
Rafael Hierro Rivero
Publicado en el número 90

Desde la asociación AICAV que represento pedimos que se normalice la pirámide que debe sostener la producción y difusión cultural en nuestras islas, haciendo coherentes y homogéneos el organigrama y la distribución de recursos humanos y económicos. Deseamos ver que por fin se reparte juego y se acaba con la falta de oportunidades que sufren nuestros creadores. Que se potencia y se dota de medios a los colectivos y asociaciones culturales y artísticas.



Enfrentamos hoy en estas islas y más en concreto en la Provincia de Las Palmas, una realidad cultural muy compleja. Se han estado produciendo un conjunto de transformaciones que no sólo nos retrotraen al pasado sino que afectan al concepto mismo de desarrollo. Nos referimos no sólo a la toma autocrática del poder de decisión por parte del algunos políticos, electos por sufragio popular, acerca de cuestiones que afectan muy directamente a los avances culturales producidos en la sociedad que supuestamente gobiernan, sino a las consecuencias que emanan de la traición que suponen determinadas medidas coercitivas, regresivas y limitadoras tanto de las esperanzas de este pueblo como de la expresión de su cultura y el ejercicio de sus derechos individuales.

Lo que en principio pudiera parecernos el concepto de servicio público a ejercer por todas las instituciones democráticas, se torna a menudo en comportamientos extra-institucionales alimentados por una supuesta "modernidad" más identificada con las fuerzas del mercado y sus agentes que con la ciudadanía. De este modo la significación de los actores sociales o cuerpo de ciudadanos pierde su condición y autonomía para el desarrollo, corporativizándose con el Gobierno, los Cabildos y los Ayuntamientos, siendo vulgar y atropelladamente reemplazados por éstos.

La insatisfacción ciudadana tiene entonces dos caminos: optar por la acción colectiva más enérgica o la retirada a través de la apatía y el refugio individualista cuando no el consumismo más abrupto.

El clientelismo, que con fanática ambición esperan articular entre nosotros algunos políticos, mercaderes y elementos del universo mediático, entra de lleno en el cinismo de pretender absorber casi completamente el desarrollo sociocultural de nuestras Islas.

Existe una relatio delictorum que muestra una larga secuencia de cancelaciones de proyectos en marcha de alto calado social y cultural. Este catastro de la catástrofe cultural que sufrimos en nuestra Comunidad Autónoma trata de ser solapado con nuevos proyectos de factura mediática (Circuito Insular de Artes Plásticas) que intentan más que desarrollar, hacer desaparecer lo conseguido anteriormente, obstaculizando e impidiendo así el deseado asentamiento de eventos artísticos de vital importancia y aceptación popular, facilitando con ello que nuestros productos culturales encuentren la anormal difusión que produce la actual carencia de estímulos que sufren nuestros creadores.

Es inaceptable hacer desaparecer, de manera caprichosa y partidista, proyectos en marcha y de probada calidad y proyección pública como fueron los Encuentros Internacionales de Arte Contemporáneo de Osorio, la sala de arte La Palmita en el campus de la ULPGC, el Centro Insular de Cultura, convertirlo en aparcamiento de coches oficiales, el cierre de la revista La Plazuela de las Letras, así como otros tantos eventos, centros de arte y soportes culturales que han desaparecido de la mano de políticas erróneas y caducas que nos recuerdan a los tiempos de persecución y oscurantismo. Nuestra asociación reclama un mínimo de estabilidad de los proyectos en marcha a fin de posibilitar su necesario desarrollo y afianzamiento. La situación actual es más que desfavorable para los intereses del arte contemporáneo realizado en Canarias y de los propios usuarios y artistas, por lo que todos los componentes de la comunidad, empezando por los propios creadores, han de tomar mayor interés a la hora de buscar soluciones a estos problemas.

Si a los lamentables vaivenes que sufre la política cultural en Canarias, en función de cual sea el grupo de gobierno de turno, añadimos la muy dificultosa situación aduanera y el hecho constatado de que los suplementos de prensa en la Península mantienen una nula presencia de lo realizado en estas islas, nos encontramos con una situación de aislamiento y precariedad realmente vergonzosa.

Los presupuestos para cultura son muy deficientes frente al total. La tendencia de las instituciones es ofertar una cultura elitista y de carácter centralizado. Los criterios que se mantienen son "lo de fuera mejor que lo de aquí" y "si los medios no lo cuentan no es políticamente rentable".

Desde la asociación AICAV que represento pedimos que se normalice la pirámide que debe sostener la producción y difusión cultural en nuestras islas, haciendo coherentes y homogéneos el organigrama y la distribución de recursos humanos y económicos. Deseamos ver que por fin se reparte juego y se acaba con la falta de oportunidades que sufren nuestros creadores. Que se potencia y se dota de medios a los colectivos y asociaciones culturales y artísticas. Que se apuesta, como apostamos nosotros, por la creación de un Consejo de las Artes que, entre otros cometidos, proponga y controle la duración de los proyectos puestos en marcha, evitando así la inconstancia y el capricho en la ejecución de proyectos que duran lo que una legislatura o incluso menos. Pedimos que se elaboren reglamentos para que a los proyectos culturales se acceda por concurso público. Creemos que debe existir una verdadera separación de poderes que evite la contaminación de la cultura por el poder político.

Consideramos que debe finalizar la pobrísima y escasa política de exposiciones y de actos que se realizan en La Regenta. Es de vital importancia que exista un proyecto consensuado que regule el uso de este edificio y que se incluya un centro de recursos.

Debe finalizar el secretismo como elemento que ha imperado desde hace tiempo en la vida político-cultural favoreciendo privilegios. Las instituciones públicas han de dejar definitivamente de funcionar como entidades privadas.

Deseamos ver cumplidas nuestras aspiraciones en cuanto a la desaparición de las trabas aduaneras que se nos imponen a la hora de sacar nuestras obras del archipiélago así como ver aplicados auténticos criterios de igualdad de medios y oportunidades para todas las islas.

A esta pésima situación del arte y la cultura en Canarias se une la escasa presencia en los medios de comunicación locales y la práctica inexistencia de la actividad crítica, quedando ésta reducida a simples reseñas en los periódicos. Los medios informativos no están por la labor de tomarse la cultura en serio, dando prioridad a otros asuntos y utilizando criterios de rentabilidad económica que al parecer la cultura no les proporciona. Un minuto de cultura en televisión es un privilegio cuantificado en dinero.

Por todo lo anterior, AICAV hace un llamamiento a los responsables de la política cultural y al asociacionismo artístico para que, sin argumentos viscerales, logremos combatir juntos el avance de la nadería y podamos hacer frente común para impedir el retroceso de nuestra cultura.

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