La memoria del maestro de guitarra Domingo Corujo no sólo almacena recuerdos de su propia existencia -infancia en Lanzarote, adolescencia y madurez en Venezuela-, sino que guarda recuerdos de recuerdos de su familia, de su pueblo e isla natal que fácilmente se remontan al corazón del siglo XIX. Una memoria cargada de historias de la oralidad, de confesiones de viva voz de varias generaciones, de palabras de gente sabia, refranes, cuartetas y música. Música de las raíces que ha sabido ofrecer, sin complejos, sin mercaderías impuestas por la moda del consumo, al concierto mundial de la cultura. Domingo Corujo, el canario-venezolano, compositor y creador de la guitarra de cola, por la que ha merecido premios y galardones internacionales, es un hombre de conversación sin prisa, de palabras y expresiones enriquecidas con los ingredientes de la cultura popular canaria y venezolana, el pensamiento mágico del indio americano y la experiencia de los mayores de su tierra, el campesino, el cabrero, el pescador, el marinero o el partisano. En todos ellos ha sabido encontrar los estímulos que lo han enriquecido como persona y como artista. Una disposición y actitud ante la vida que le permite estar y sentirse vivo, de seguir siendo un curioso, de no perder la capacidad de sorprenderse de las cosas cotidianas, de no renunciar a las ideas de compromiso en una sociedad cada vez más avasallada por la ola del neoliberalismo, la insolidaridad y el desdén a las manifestaciones culturales regionales, periféricas. Es otro defensor de la cultura tradicional desde mucho antes de que el actual nacionalismo la descubriera.
Domingo Corujo Tejera en la televisión venezolana. Su vida
ha transcurrido entre Lanzarote, Venezuela y el mundo
Guitarra universal
Al maestro Domingo Corujo se le define como músico, pero él sostiene que es un trabajador de los sonidos. Le gusta más el contenido, la esencia de esa actividad creadora, que la etiqueta. En los últimos tiempos se le conoce por ser el inventor de la guitarra de cola. La guitarra de cola es un instrumento logrado tras veinte años de investigación. Nació con el fin de mejorar el volumen y proyección del sonido de la guitarra clásica tradicional. En ella, la caja de resonancia está configurada de tal forma que las ondas largas, medias y cortas tienen un lugar exacto de ubicación con los orificios de salida para los sonidos graves, medios y agudos.
"La guitarra tradicional llevada a grandes salas de concierto siempre requiere de la amplificación y muchos músicos se niegan a emplear este recurso, puesto que los oyentes exigentes quieren oír una guitarra y no lo que se emite a través de un micrófono. En la búsqueda de una guitarra que sonara más apareció mi aportación con la guitarra de cola. El prototipo de esta guitarra, puesto que todavía no se ha comercializado, ha recibido reconocimientos internacionales en los salones donde se ha presentado, entre los que destacan los premios de Bélgica (1995), Estados Unidos (1998) y Eslovenia (1998). Actualmente está en proceso de producción en serie y será presentado en la feria mundial de Frankfurt".
La agradecida Venezuela
Domingo Corujo sostiene con firmeza que el canario debe mantener el recuerdo perenne con Venezuela, la tierra que lo acogió durante años y de la que se siente profundamente agradecido, deudor, como tantos canarios. Una tierra, una patria, un lugar en el universo que hoy, dada la situación política que vive aquella República, a algunos se le antoja distante e incluso desafecta. Su amor hacia Venezuela va más allá del tiempo presente.
"Creo que hemos llegado a un punto en que los canarios venezolanos no llegamos a diferenciar un lugar del otro. Sólo diferenciamos la distancia física, pero no la emocional. Para ir de la Venezuela continental a la isla de Margarita, hay que coger un ferry y para venir a Canarias hay que tomar un avión. A cualquier lugar que uno vaya a Venezuela encontrará canarios y lo mismo sucede aquí, en cualquier lugar alguien dice algo de Venezuela. Es como si se estuviera dentro del propio país, en las islas o en cualquier estado de la República. Venezuela entra en el milenio tratando de defenderse de una catástrofe natural después de demostrar en las urnas que la democracia parlamentaria de las últimas décadas fue un fracaso terrible, un hervidero de corruptos. El voto popular ha hecho posible ese cambio, no un golpe palaciego tipo Fujimori, ni un levantamiento militar. Entiendo que cualquier persona, aunque no tenga familiares directos en Venezuela, se ha de sentir obligado a ayudar a los damnificados y también a estar muy pendiente del proceso social, político y económico que Hugo Chávez está impulsando".
Pateras en el Atlántico
Para Domingo Corujo, al contrario de lo que piensan muchos, Venezuela seguirá siendo el destino de los canarios. Hoy, las Islas viven en su etapa de vacas gordas, pero hace apenas unos decenios, el isleño tenía que emprender el camino de la mar. Sin embargo, el recuerdo de los motivos que impulsaron a la emigración es algo que se debe tener siempre presente. Las circunstancias pueden variar. Como afirma José Antonio Rial (1999), "los hechos se imponen a nuestros planes, ideas, y hasta compromisos".
"El canario de ahora no tiene la misma necesidad de emigrar como la de aquellos que se vieron obligados a meterse en pateras que no cruzaban el estrecho entre el Sahara y Canarias, eran pateras que cruzaron el Atlántico. Y los que se embarcaron fue porque no les quedaba otro remedio. Aquellas travesías fueron terribles, no había modo ni de saber adónde llegaban o si llegaban con vida. La mayoría eran analfabetos que no sabían dónde estaban ni les interesaba mucho, lo que querían era echar para adelante, encontrar trabajo, buscar un medio de vida. No es difícil encontrar en algún pueblo venezolano descendientes de isleños que lo único que saben que su padre o su abuela eran isleños. Creo que el canario no va a emigrar a Venezuela, sino que tiene que ir y venir como si fuera su propia casa, su propia tierra, su propio país. Trabajar a brazo partido, pensando que trabajar en Venezuela es trabajar en Canarias".