Editado por el Ayuntamiento de Arico y el Centro de la Cultura Popular Canaria
Es el segundo disco del destacado grupo en el que junto al repertorio recogido de la tradición oral de su tierra: danza de Las Vegas-Chimiche, piezas del romancero, del folclore infantil... y otros temas clásicos, han querido incorporar varios temas del cancionero latinoamericano: géneros cubanos y venezolanos.
Labradores de Abona se fundó en 1992 en el municipio de Arico, por músicos de toda la zona suroeste de Tenerife. Actualmente son veinticinco componentes y su director musical es el sabandeño Héctor González.
Precisamente el pasado año este colectivo llevó su música hasta la isla de Cuba, en donde fueron invitados a participar en el Festival Iberoamericano de Holguín.
Este trabajo ha contado con un excelente equipo de producción bajo la dirección y producción musical de Héctor González y los técnicos de sonido Carlos Mas y Alberto Méndez. Además se contó con la colaboración del prestigioso percusionista Fernando García.
Asimismo cuenta con un cuidado libreto con diseño de José Alberto Hernández del Departamento de Diseño del CCPC.
María del Pino Fuentes, destacada periodista y gran conocedora de nuestra música tradicional escribió un elogioso texto que se incluye en el libreto y que adjuntamos a continuación:
La vida de los canarios está marcada por los vientos. Sea cual sea la Isla donde vivas, desde muy pequeño aprendes a cerrar los ojos con rabia cuando el aire se llena de arena, tierra y fuerza, empeñado en la ardua tarea de sacudir la calma. El viento se lleva las hojas y las ramas más delgadas de los árboles, los papeles que envuelven el azúcar de colores, alguna prenda de ropa mal
colgada, la lluvia que se acerca por el horizonte y hasta los pensamientos si no están a buen recaudo. Eso nos pasa a la mayoría de las personas, los alisios nos arrebatan la caja de recuerdos de la infancia.
A las gentes del Sur, la de esas tierras a las que antaño se llegaba después de recorrer el rabo de lagarto herido de la primitiva carretera y que vieron un día las distancias acortadas por una cinta gris que caminaba paralela a la costa, se les han olvidado los atardeceres sobre la línea infinita del horizonte, las noches de vigilia en alta mar, los charcos que se formaban en los inviernos, los manantiales de la costa, las bandadas de pardelas, gaviotas y hasta de guirres que acudían en busca de las entrañas del pescado. Sus recuerdos recientes están en la explosión de color del turismo, en el bullicio de las localidades costeras, en la celeridad con la que cambian los paisajes.
Afortunadamente en las medianías y para mantener la vigencia de las tradiciones y de la identidad de la tierra, los pueblos siguen conservando ese ápice de nostalgia que permite al hombre libre perderse en el revuelo de las folias, dejar que el alma recorra el sendero de los sentimientos, envolverlos en malagueñas, o que se vuelvan andariegos, crucen el Atlántico y traigan en el viaje de regreso un aguinaldo, una guasa, un joropo, un golpe, una zamba y hasta un son. Ese mestizaje de culturas, ese folklore de ida y vuelta, es lo que nos regalan nuestros amigos de la Asociación Cultural Labradores Nivaria de Abona en esta nueva entrega sonora.
En las manos nos dejan esta muestra de buen hacer, producto de un largo compás de espera, casi dos años, en los que se ha consolidado un repertorio que retrata el sentir de un pueblo del Sur, los sueños de unos ariqueros que disfrutan de la paz de los paisajes ocres y milenarios, de la sabiduría de los mayores, del apego a las tradiciones, en resumen, de la música de estas y otras tierras.
Aquí están las gargantas bien timbradas, los instrumentos sabios de parrandas y amaneceres, la generosidad de una gente que no desfallece en el empeño de mantener las señas de identidad de los pueblos, la bien denominada cultura de la tierra. ¡Disfrútenla!