Revista nº 1040
ISSN 1885-6039

Francisco González Díaz, creador del Día del Árbol, vuelve a estar presente 100 años después.

Martes, 08 de Noviembre de 2005
Redacción BienMeSabe
Publicado en el número 78

Será hoy martes, a las 20:00 horas, en el Museo Canario.





En el 2006 se cumplen 100 años desde que Francisco González Díaz publicara Árboles, la obra que recopila un puñado de artículos periodísticos suyos, y algunos más de otras personalidades de la época, preocupados todos ellos en la tarea de recuperar la perdida riqueza forestal de las Islas. En su momento, este libro supuso un revulsivo, que tendría incluso cierta trascendencia más allá de la frontera insular, reconociéndose la tenaz labor propagandista de su autor, que aún habría de perdurar hasta los años cuarenta del siglo XX. Durante todo este tiempo, la obra de González Díaz, al igual que el resto de su amplia producción literaria y periodística, ha permanecido durmiendo en bibliotecas y hemerotecas. Es pues ésta, casi cien años después, la primera reedición de parte de la obra del escritor canario que se hizo merecedor del título de ‘Apóstol del árbol’. Su labor de concienciación ambientalista, en favor de los árboles y los animales, determina que pueda considerársele como un adelantado, en su tiempo, a los actuales movimientos que se manifiestan y movilizan en favor de un trato más respetuoso hacia este planeta.


En definitiva, González Díaz estaba haciendo, sin saberlo, auténtica Educación Ambiental. Y como tal, entendía que la misma debe integrarse dentro del currículo, formar parte de la educación integral de las personas desde los años de la Escuela. Así, también se ha considerado conveniente incluir la reedición de Niños y árboles, pequeño texto educativo que vería la luz en 1913, orientado a su empleo en las escuelas canarias. Si bien se hizo una extensa tirada, distribuyéndose por un amplio número de municipios de Gran Canaria, en la actualidad resulta casi imposible encontrarlo en ninguna de las bibliotecas isleñas, por lo que su reedición alcanza un valor suplementario.


De ambos textos, en los que se han corregido la ortografía y los signos de puntuación, se cuenta con una introducción, donde se analiza su contenido, añadiendo detalles que se consideran de interés para su mejor análisis y entendimiento. Además, se ha creído conveniente acompañar esta edición con unos apuntes biográficos de Francisco González Díaz, que nos permiten acercarnos a su personalidad y, tal vez, emprender la necesaria toma en consideración del valor real de la obra, en su conjunto, de este escritor canario.


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