Revista n.º 1065 / ISSN 1885-6039

Fiestas lustrales de la Bajada de la Virgen de la Isla de La Palma (I)

Domingo, 8 de mayo de 2005
Fernando Leopold Prats
Publicado en el n.º 51

Este año, como cada cinco desde 1680, la isla de La Palma celebra su fiesta grande, la Bajada de su Patrona, la Virgen de Las Nieves, desde su Santuario del Monte hasta la Parroquia Matriz de El Salvador.

Foto Noticia Fiestas lustrales de la Bajada de la Virgen de la Isla de La Palma (I)


Vamos a comentar un poquito, el porqué comenzaron y cómo se desarrollan éstas singulares fiestas.

En el libro tercero de Mandatos de la Parroquia de El Salvador, en un asiento del año 1676, podemos leer:
“Informado de la especial devoción que hay en la isla por la santa imagen de Nuestra Señora de las Nieves patrona de toda ella, de cuyo patrocinio se vale en todas sus necesidades, el obispo D. Bartolomé García Jiménez dispuso que se trajese a esta ciudad, a su Iglesia Parroquial, para que, colocada en trono decente, se celebrase dicha octava con la mayor solemnidad y asistencia del pueblo. Y así se hizo, supliendo Su Ilustrísima la cera necesaria tres días, y repartidos los demás en algunos devotos que se encargasen de ponerla; habiendo reconocido la decencia del culto y veneración con que se celebró y la devoción y concurrencia del pueblo a su celebración, así por las mañanas a misa como a prima noche, tras la oración a rezar el nombre y tercia, y pláticas que hacía todas las noches, juzgó por conveniente que la Santa Imagen de Nuestra Señora de las Nieves se traiga a la Iglesia Parroquial de esta Ciudad, cada cinco años, para celebrar con su asistencia Fiesta y Octava de la Purificación, por el mes de febrero, repitiéndose el devoto culto con que se celebró el año de 1676, y que se comenzase el quinquenio el año de 1680 y de allí en adelante.

Y porque para esto era necesario que hubiese personas que supliesen el gasto de la cera, se ofrecieron ponerla por todos los días de su vida el licenciado don Melchor Brier y Monteverde, abogado de los Consejos, vicario y juez de cuatro causas; el maestre de campo don Miguel de Abreu y Rege, ministro del Santo Oficio, regidor y gobernador de las armas; el doctor don Pedro de Guisla Corona, presbítero y consultor del Santo Oficio; don Nicolás Massieu de Vandale y Rantz, regidor y alguacil mayor; don Antonio Pinto de Guisla, alguacil mayor de la Inquisición; don Juan Fierro Monteverde; don Diego de Guisla y Castilla, regidor de la isla; y el licenciado don Juan Pinto de Guisla, beneficiado de la Iglesia Parroquial...”



El obispo fundador, Fray Bartolomé García Jiménez. Retrato al óleo pintado por Alberto José Fernández García, Propiedad del Real Santuario Insular.


Con el curso de los años, las inclemencias del tiempo hicieron que del 9 de febrero la Bajada se trasladara al segundo domingo después de la Pascua de Resurrección. Y por último, diversos motivos, entre los que no cabe desdeñar, que los estudiantes de la Isla (ya eran un número considerable) no pudiesen venir a las Fiestas desde La Laguna y otras Universidades peninsulares, hicieron que esta se trasladará hasta el primer domingo de julio, en las que comienzan en la actualidad.

Una de las características más interesantes de las Fiestas Lustrales de la Bajada de La Virgen de Las Nieves, es el celo con que el pueblo palmero a conservado aquellos números más tradicionales de la misma, números que posiblemente fueran comunes en la muchas fiestas de las demás Islas y que hoy quedan en La Palma como una importantísima reliquia de nuestro acervo cultural.

Aunque las fiestas comienzan desde varios días antes, la Fiesta con mayúsculas empieza, como ya hemos dicho, el primer día de la llamada Semana Chica, que es el primer domingo de julio. Y lo hace con la Eucaristía de bendición de la Bandera de María en la Parroquia Matriz de El Salvador y el traslado de la misma por autoridades y pueblo desde las Casas Consistoriales hasta el Castillo de la Virgen donde es izada en la gran asta del mismo mientras se disparan las salvas de rigor.

Por la tarde a las cuatro, se celebra en el Real Santuario Insular la Misa de Romeros, y al terminar la misma una romería multitudinaria sale desde el Santuario, portando el trono de plata de la patrona, desarmado como un rompecabezas en pequeñas piezas, hasta la parroquia de El Salvador, donde los romeros van entregando los fragmentos del trono para que, de nuevo armado, reciba a la Virgen dos semanas más tarde.

Durante los días previos, ya han comenzado los festejos con el pregón, diversos torneos deportivos, aperturas de exposiciones, verbenas, conciertos, recitales, festivales de folklore (entre los que destaca el regional de la noche antes de la Romería, en el que participan grupos de todas las islas)... en fin, que el jolgorio, la diversión y el entretenimiento no faltan en Santa Cruz de La Palma desde dos semanas antes al primer domingo de Julio hasta el día 5 de Agosto en que la Virgen retorna a su Santuario del monte, donde permanecerá otros cinco años; siempre que algún hecho extraordinario no diga lo contrario.

A pesar de que los actos son variadísimos y los artistas que intervienen son de fama internacional, lo que más interesa, tanto a los palmeros como a los visitantes, son aquellos números tradicionales que solo se pueden ver cada lustro, o sea “La Pandorga”, “El Carro Alegórico y Triunfal”, “La Loa”, “El Dialogo del Castillo y la Nave”, “El Minué”, y sobre todo “LA DANZA DE ENANOS”.

La Pandorga se trata de un desfile, al estilo asiático, de infinidad de figuras confeccionadas con palos y papel de seda, iluminadas con velas desde el interior y adornadas con platinas de colores recortadas, que portadas por niños y jóvenes a través de las calles principales de la población, terminan en una gran hoguera en el barranco de Las Nieves, junto al barco de la Virgen. Este evento parece que fue introducido en nuestra Isla por los frailes franciscanos o dominicos en el siglo XVI y es uno de los pocos que figuran en todos los programas que se conservan de las fiestas.


Minué del año 1950. En aquella época aún salía a la calle durante la noche en una magnífica carroza, que en ese año evocaba los jardines de Versalles.

Una de las últimas incorporaciones a estos números, es la del Minué, que se inició en 1945, y aunque dejó de hacerse en algunas Lustrales se retomó en 1965 con mayor brío, pasando en la actualidad a ser todo un clásico. Este festival de música nació de la inspiración del ilustre palmero Luis Cobiella Cuevas, y siempre ha sido su musa la que ha compuesto las partituras de éste Festival del siglo XVIII, al igual que la letra del mismo.

Al día siguiente del Minué, llega la esperada Danza de Enanos. El número más esperado de las Bajadas de la Virgen por propios y extraños.

(Este artículo continúa aquí.)
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