La pintora arrecifeña Elisa Betancort presenta sus últimos trabajos en la exposición "12 paisajes" que permanecerá abierta hasta el 4 de marzo en la Escuela Oficial de Idiomas para que alumnos y público en general puedan disfrutar de ellos. A Betancort no le importa salir de las clásicas galerías o centros culturales y prefiere colgar sus cuadros en lugares por los que siente cariño. "Así llega más a la gente. A la Casa de la Cultura no va casi nadie, es muy difícil que alguien acuda ex profeso a visitar una sala determinada. Pero si lo pones en un sitio en el que entran y salen un muchas personas, como la Escuela, la gente va entrando en ese mundo tan elitista como es el arte". La exposición se centra en el tema favorito de Betancort: el paisaje de Lanzarote, con los volcanes y las casas antiguas como protagonistas. Para representarlos, utiliza el oleo "mezclado con muchas cosas", como el acrílico y el betún de Judea, un producto que se usa para dar la sensación de envejecido. En este caso, el método y el tema van de la mano: Elisa Betancort terminó de decidirse por los volcanes tras comprobar que la mancha que producía "por inercia" al mezclar diversas técnicas se adaptaba perfectamente al aspecto de las montañas. La bondad de su idea quedó patente al conseguir el segundo y tercer premio del V y VI Concurso de Pintura del Parque Nacional de Timanafaya en los años 2003 y 2004. Parte de las obras, que han sido realizadas en formato pequeño, son "la génesis" de una exposición que prepara para el año que viene junto con Elena Betancort, Alejandro Peñate y Humberto Tavío. De esta manera, se advierte cierta continuidad en la obra de la pintora: "12 paisajes" surgió como un desarrollo de una exposición celebrada en Madrid en 2004 y, al mismo tiempo, es el comienzo de una muestra futura en la que piensa trabajar con cuadros más grandes. En cualquier caso, Elisa reconoce que los formatos pequeños animan a comprar. "Se venden bastante mejor y lo encuentro normal. Para vender un cuadro de 800 euros hay que tener mucha labia", afirma. No sólo el paisaje de Lanzarote conforma el trabajo de Betancort, que juega igualmente con formas abstractas: "Yo siempre quiero llegar a una vanguardia contemporánea, al estilo de Tapies, aunque eso es más complicado. Hay que tener mucha mano para eso". El nexo de unión entre ambos temas es la línea, a veces a lápiz, con pintura o integrada en el paisaje. La cartelería, el grabado y el grafismo en general también sirven de inspiración para la pintora, que intenta mezclar todas sus influencias hasta dar con un equilibrio. "La composición es una de las cosas más difíciles en una obra artística. Ves a Tapies que coloca una mancha en un determinado punto y hay gente que dice que eso es fácil. Pero tienes que buscar una mancha de una forma en concreto y ponerla en el sitio exacto en un soporte que mide dos metros por dos y es todo blanco. ¿Dónde la pones?", comenta Betancort sobre el trabajo de uno de sus creadores favoritos. "Tapies es un artista que a mucha gente profana no le gusta, pero a los que estamos en esto nos gusta mucho", añade. El problema, según Betancort, es que la cultura, bien sea pintura, literatura u otras manifestaciones, está lejos del ciudadano. "La cultura está olvidada en cuanto a la política se refiere. En Lanzarote brilla por su ausencia. No la hay porque los políticos no la ponen en la calle, se creen que es tocar el timple y hacer dibujos en la calle Real, pero la cultura son muchas más cosas. Y por eso a la gente no le llegan determinadas cosas". Para Elisa Betancort, vivir en una isla pequeña no es excusa para tener una buena programación cultural, aunque admite que es una dificultad más en la trayectoria de los creadores. La lejanía se une a los impuestos que hay que pagar para trasladar patrimonio artístico. "Que alguien te saque de la Isla es muy difícil salir de aquí porque tienes que tener una obra muy buena". Si lo lograra, Betancort asegura que su principal beneficio no sería el económico, sino el "abrir más puertas al mundo para enriquecerse".