La Casa de Colón exhibe en distintas salas de sus dependencias hasta el próximo día 5 de febrero, Frutos de la Tierra, una muestra antológica que recorre a través de la pintura de sesenta artistas la trayectoria que ha experimentado el bodegón como concepto plástico. Comisariada por el crítico Jonathan Allen, la cuidada selección planteada desde una perspectiva cronológica, pretende evaluar sistemática y generalmente, por vez primera, la pintura del bodegón en Canarias, desde la consolidación del género en los albores del neo-clasicismo y romanticismo en Tenerife, hasta el revival que experimenta el género a manos de los artistas de la generación de los 70, a inicios del siglo XXI. Más de un centenar de piezas se exhiben en la muestra Frutos de la Tierra, impulsada por la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico, que se expone en la Casa de Colón, en la que el bodegón se transforma en un vehículo ideológico que nos permite estudiar la vigencia y la continuidad temporal de los movimientos artísticos que conforman las sensibilidades culturales de la historia occidental.

Según señala Jonathan Allen, Frutos de la Tierra explora las circunstancias históricas iniciales del género del bodegón en Canarias y luego, siguiendo un sencillo criterio cronológico, traza a través de los pintores que han sobresalido en la pintura del bodegón, las líneas locales de los movimientos continentales, de las culturas artísticas generales y de las sensibilidades europeas. La exposición se divide en seis secciones que reflejan el espíritu cronológico y cultural del proyecto: “Modelos continentales. Inicios insulares”, “Sombras del XIX. Luces del XX”, “Nuevos realismos. Nuevos Clasicismos”, “La Escuela de Madrid. Vanguardias de posguerra” y “Viva Naturaleza muerta I y II”.

Entre los artistas seleccionados en la muestra Frutos de la Tierra figuran Francisco Boninn, Nicolás Massieu, Miró Mainou, Antonio Padrón, Santiago Santana, José Arencibia, César Manrique, Lola Massieu, Pedro González, Cristino de Vera, García Álvarez, Juan José Gil, Fernando Álamo o Matallana, hasta sumar el número de sesenta creadores que se han ocupado en algún periodo de su trayectoria plástica de la denominada naturaleza muerta como género pictórico.

“Una de las ideas fundamentales del proyecto es que el bodegón es mucho más que una imagen decorativa destinada a adornar las paredes de las residencias burguesas”, explica el comisario de la muestra. “La gran herencia del impresionismo y la larga estela del posimpresionismo se fijan en las formas de la naturaleza muerta. El realismo coubertiano engendra a la vez una concepción distinta de la percepción que conecta con la Escuela Española del XVII. El simbolismo y el sintetismo marcan el género imprimiendo las primeras huellas de la abstracción, mientras que el expresionismo, el Nuevo Realismo alemán, los valores plásticos italianos y el constructivismo incidirán sucesivamente en la práctica de la naturaleza muerta, liberando el género de fórmulas retinianas del pasado”.

“El arte conceptual y la escultura contemporánea lo transfieren a la madera, al hierro y a los objetos reales. El bodegón acusa rápidamente la modernidad mientras permanece ligado a los procesos y objetivos de los maestros clásicos europeos y esta dualidad conceptual le confieren un estatus único”, señala Jonathan Allen, quien ha estado un año trabajando en este gran proyecto antológico.

La muestra puede visitarse en la Casa de Colón de lunes a viernes, de 9.00 a 21.00 horas, y los sábados y domingos, de 9.00 a 15.00 horas.