Revista n.º 1065 / ISSN 1885-6039

La A.F. Magec asiste a la III Folkloriada Mundial en Hungría

Lunes, 30 de agosto de 2004
Francisco Javier Lorenzo
Publicado en el n.º 16

Cada cuatro años, concidiendo con las olimpiadas, se celebran la folkloriada, un encuentro folklorico internacional organizado por el CIOFF.

Encuentro Internacional de Folclore
[i]« We are the world ! »[/i] . Con estas palabras comenzó el ministro húngaro de Tradiciones y Herencia Cultural su discurso en la ceremonia de apertura de la III Folkloriada Mundial. Y cuán ciertas eran sus palabras: allí nos hallábamos más de 2.000 personas, de 70 países diferentes. Aún hoy, cierro mis ojos, y veo todas estas personas, con sus diferentes trajes tradicionales, culturas, idiomas, religiones… todos juntos. Aún oigo como se mezclaban las diferentes músicas, y de fondo, el himno musical de la folkloriada. La tarde del 12 de Agosto de 2.004, la plaza de la Catedral de la ciudad de Pécs, en Hungría, era como una gran asamblea de la O.N.U., pero en la que no habían discusiones, ni problemas entre países, o religiones. ¡Ojalá nuestro mundo fuera como aquella tarde!. [img|der]revista_uploads/admin/3.jpg[/img] Supongo que muchos de ustedes no sabrán a que me he referido hasta ahora, así que les voy a explicar un poco esta historia. Una folkloriada es un festival internacional, mejor dicho, mundial, que organiza el C.I.O.F.F. Ésta es una organización que depende de la U.NE.S.C.O., de carácter no lucrativo, que dirige su acción a la defensa de los intereses de la cultura popular y las tradiciones. Creado en 1970, en Confolens (Francia), el Consejo Internacional de Organizaciones de Festivales de Folclore, C.I.O.F.F., se fijó los objetivos de reunir y ayudar a las organizaciones que en el mundo se esfuerzan por promover la cultura popular, de salvaguardarla y de popularizarla a través del canto, la música y la danza folclórica. El C.I.O.F.F. quiso hacer un festival que fuera el equivalente a las Olimpiadas. De ahí, de las palabras Folclore y Olimpiada, nacieron las Folkloriadas. Se realizan cada cuatro años, coincidiendo con los años olímpicos. Hasta hoy, se han realizado 3: la primera en Holanda, la segunda en Japón, y este año la tercera, en Hungría. En el año 2.008 se realizará en Canadá. Para Magec, el grupo al que pertenezco, todo comenzó a finales del año 2.002, y de casualidad. Fue entonces cuando comenzamos a organizar el II Festival Internacional de Folklore ARAUTÁPALA, que se celebró en julio de 2.003 .Digo que nuestro periplo hacia la folkloriada comenzó en esta fecha, porque fue entonces cuando contactamos con un grupo húngaro, que a la postre, vendría al festival que nosotros organizamos. En este grupo, Bihari Janós Folk Ensemble, se encuentran 2 personas que trabajan para el C.I.O.F.F. de Hungría. Nuestra sorpresa fue enorme cuando a finales del año pasado recibimos un e-mail del C.I.O.F.F. húngaro en el que nos hacían saber, que gracias a las muy buenas referencias que tenían de nosotros, nos invitaban directamente a participar en su folkloriada. A partir de ahí, todo fue un caos de reuniones, de asambleas, de ir de aquí para allá buscando subvenciones. ¡Había que ir como fuera! Teníamos claro que esta oportunidad no se repite 2 veces. Llegados a este punto, debo decir que no todo ha sido un camino de rosas, todo lo contrario, hasta hace muy poco tiempo, no sabíamos con certeza que íbamos a ir. Nuestra autoridades, no han sabido, o no han querido conocer lo que significaba este festival, no solo para nuestro grupo, sino para nuestra cultura, para nuestro pueblo. Era una ocasión única de hacer llegar nuestra folclore a habitantes de todo el planeta, desde los páises más cercanos como Francia, o Portugal, hasta los más lejanos o exóticos, como pueden ser Tibet, Nueva Caledonia, Japón, Tailandia… Tengo que ser honrado, y decir que el Ayuntamiento de la Villa de La Orotava, si que nos ayudaron en lo que, según nos dijeron en diversas reuniones, buenamente podían, pero no así el Cabildo de Tenerife. Todavía recuerdo aquella reunión que tuvimos con el consejero de cultura del Cabildo de Tenerife. En ella, tras presentarle el proyecto de este viaje, el señor consejero, nos aseguró que el Cabildo apoyaría a nuestro grupo en este gran evento, pero qué en aquel momento, no nos podía decir con qué cantidad nos subvencionaría, y que sería a finales de Mayo cuando podríamos saber la cantidad que nos correspondería. Después de Mayo vino Junio, y después Julio, y luego Agosto, y el viaje… Lo último que supe es que hasta Octubre o Noviembre, no nos van a decir si nos van a subvencionar algo. Pero ya no importa. Nos costó sudor y lágrimas, y poner mucho dinero de nuestro bolsillo a cada uno. Pero estuvimos en Hungría, representando a nuestro archipiélago. Del C.I.O.F.F. de España, mejor ni hablar. La organización húngara nos comentó que debíamos ponernos en contacto con la delegación de España, para que nos dieran su apoyo y soporte. Tras muchas llamadas de teléfono, de enviar fax, y varios correos electrónicos, pude hablar con el director. Simplemente me dijo que estaba orgulloso de que nuestro grupo asistiera, y que la representación española estaba muy bien asegurada, porque además de nosotros, iban 2 grupos más: 1 de Ibiza, y 1 de Asturias. Pero vamos a lo importante, todos estos problemas se olvidaron el día de la apertura. Estábamos en Hungría, representado a Canarias, y a España. Cada música, cada palabra, cada color que veíamos hacía que la emoción corriera por nuestras venas. Escalofríos de emoción recorrían mi columna vertebral, y mis brazos estaban erizados continuamente. [img|der]revista_uploads/admin/6.jpg[/img] Tras la ceremonia de apertura, comenzaba nuestro [i]“trabajo”[/i]. Comenzamos con una parranda improvisada en los jardines cercanos a la catedral. Nosotros sabíamos que simplemente éramos un pequeño grupo de hombres, que teníamos que dejar muy alto el pabellón del folclore canario, y que no íbamos a desfallecer en el intento. Tras los primeros acordes de una isa, el público fue rodeándonos, y acabamos en medio de una gran multitud de personas que acompañaban con sus palmas cada uno de nuestros temas. Los días siguientes teníamos que actuar en diferentes escenarios, cada cual más impresionante para nosotros: sobre un lago, en el interior de un castillo…, y a cada actuación hacíamos, más público asistía. En ese momento, ya sabíamos que mucha gente iba expresamente a oir a los “canarios”. Era tanta la expectación que levantábamos, que la organización cambió los programas de actuaciones para que los 2 últimos días en la ciudad de Pécs, actuáramos en el escenario central, en la plaza de la Catedral. ¡Jamás me había divertido tanto tocando mi laud! Cuándo tocamos el tema [i]“Pobre Rafael”[/i] sólo me faltó levantarme de mi silla y ponerme a saltar y bailar… cosa que si haría días más tarde en Budapest. Como anécdota curiosa, hubo un detalle que siempre llevaré en mi corazón. Por primera vez en mi vida musical, al bajarnos de los diferentes escenarios, mucha gente nos rodeaba, y no sólo nos pedía sacarse fotos con nosotros, sino que, además, nos pedían autógrafos. Sé que no es nada importante, y que sólo sirve para inflar nuestro ego, pero ¡qué bien se siente uno cuando se acerca un desconocido para que le firme un autógrafo! [img|izq]revista_uploads/admin/5.jpg[/img] Supongo que será por la forma de ser de nuestro pueblo, pero la verdad es que fuímos de los grupos que más nos relacionamos con la gente de otros países. Después de las actuaciones, o antes de alguna comida, o incluso de madrugada, siempre se podía ver a algún canario entre los grupos de otros países. Así hicimos muchos amigos, y entre bromas, siempre había alguno al que definíamos de “puntal”. Así pues, había [i]“puntales”[/i] de Hungría, Sudáfrica, Portugal, Estados Unidos, Colombia, Venezuela, Chile, Polonia… ya nos veían entrar a cualquier recinto, y siempre había alguien que nos gritaba ¡Puntal!. Incluso hubo alguien que me comentó que la canción de la folkloriada era el [i]«Tuqui Tuqui»[/i], una canción de Nueva Papúa, y que la palabra de la folkloriada era [i]«Puntal»[/i]. El ambiente entre los grupos era fenomenal, se podía charlar, bailar, comer… con gente de cualquier raza y país. Lamentablemente, también hubo detalles no tan bonitos, como el detalle de que un grupo de Argelia se negó a que su guía fuera una mujer, o el hecho de que la delegación de Israel tuviera 2 agentes de seguridad. Estos agentes eran 2 tipos de 2 metros de alto, por 2 metros de ancho, siempre de traje. Hasta ahí puede ser incluso normal, pero lo que ya no lo es tanto, es que uno de estos individuos, a eso de las 2 de la madrugada, se paseara sin chaqueta, luciendo su pistola por todo el hotel. Tras varios días en Pécs, nos trasladamos a la ciudad de Gyula, muy cerca de la frontera con Rumanía. Gyula es una ciudad muy bonita, y tranquila, famosa por sus aguas termales, de las que pudimos disfrutar. En Gyula actuábamos en un escenario sobre un pequeño lago, con un bonito castillo a un lado. Ahí coincidimos con los grupos de Colombia, Tailandia, Macedonia, Serbia y Montenegro, Chipre y Luxemburgo. Ahí fue donde entablamos una relación muy importante con el grupo de Colombia, formado en gran parte por personas muy mayores, que son la esencia del folclore de su país. Para ellos, éramos sus [i]«hermanos canarios»[/i]. El día 20 por la noche, tras la última actuación en Gyula, nos pusimos rumbo a Budapest, dónde llegamos a las 3 de la madrugada. Por supuesto, la organización ya nos había puesto actuaciones ese día por la tarde. [img|der]revista_uploads/admin/9.jpg[/img] Estábamos maravillados por la belleza de Budapest, y por lo impresionante de sus castillos, palacios e iglesias. Precisamente, nosotros tocábamos en el patio del Palacio Real. Cada vez iba más gente a oírnos, y cada vez nos emocionábamos más. Como anécdota, en la última actuación, estábamos cantando la Isa de los Cantos Canarios, de Teobaldo Power, mientras cantábamos entre una gran ovación el estribillo final [i]«Yo quiero morir, yo quiero morir, en Canarias yo quiero morir, en Canarias, morir, CANARIAS»[/i] mis brazos se erizaron de la emoción del momento, pero no quedó todo ahí. Más tarde supe que uno de nosotros se emocionó tanto, que tuve que retirarse a un lado porque sus ojos se le llenaron de lágrimas, e incluso le faltó el aire. En los desfiles, los grupos que levantaban más expectación eran los más exóticos, como eran los de Sudáfrica, y Nueva Papúa, pero en cuanto a música en vivo, las isas, folías, y demás temas canarios eran los más solicitados y vistos. Según noticias que tenemos por miembros de la organización del festival, y ya que éstos días se habla tanto de Juegos Olímpicos, y medallas, si en la folkloriada se dieran trofeos, el folclore canario se hubiese traído una medalla al cuello. Así es el reconocimiento que la organización, el público, y los demás grupos tienen de nuestra música. [img|izq]revista_uploads/admin/7.jpg[/img] Pero no piensen que estuvimos de vacaciones, acabamos agotados, no tuvimos ni un solo día libre. Todos los días actuábamos 1 o 2 veces. Incluso los días que teníamos traslados de una ciudad a otra, teníamos que actuar por la tarde. El festival acabó el 22 de agosto, y nosotros partíamos el 24, pues el 23 fuímos a tocar a un hospital para niños enfermos. Tampoco quiero que piensen que todo era tocar. Por las noches habían fiestas con todos los grupos en común, ¡y les aseguro que algunos de nosotros no faltamos a ninguna!. De todas formas, tras 2 semanas fuera de casa, ya echábamos de menos a nuestras esposas, hijos, padres… y también a esta hermosa tierra que es la nuestra, y nuestro mar, sobre todo el mar. Ahora nos queda la sensación agradable de que hicimos un papel digno en Hungria, que hicimos muchos amigos de todo el planeta, y que quizás, solo quizás, a algunos de ellos podamos volver a verlos algún día. Ahora solo espero que este artículo sirva para que nuestras autoridades se hagan eco de este festival, y apoyen más decididamente a nuestros grupos, no solo para asisitir a una folkloriada, sino a otros festivales internacionales, porque así se enriquece nuestro pueblo, y también enriquecemos a los pueblos a los que asistimos.
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