De unos años a esta parte se conoce que de la consulta de los protocolos o actas notariales se pueden extraer numerosos datos de gran interés para el estudio de las indumentarias tradicionales de una zona. Las actas protocolarias que se utilizan para este tipo de trabajos de investigación son los testamentos, cartas dotales, cartillas de partición e inventarios; documentos que se pueden consultar en los archivos históricos y que constituyen unas valiosas y extensas fuentes documentales. Aunque hoy en día resulte absurdo incluir en un testamento las prendas de ropa, durante el siglo XVIII y buena parte del XIX las prendas del vestuario tenían tal consideración que se hacían constar junto con las fincas, joyas, animales y muebles, indicando así el importante valor económico y el aprecio que estos artículos tenían para sus dueños en aquellas épocas.
En la consulta de los protocolos llama la atención la gran estima y apego que se tiene a determinadas prendas, hecho que se pone de manifiesto en las meticulosas indicaciones que da su dueño: Item declaro que tengo un marcellés, el que es mi gusto lo disfrute mi hermano Vicente, encargándole que como bienes gananciales que son se evalúe dicho marcellés y, lo que dijeren que vale, la mitad de su importe se invierta en misas por mi alma y la otra mitad se le entregara a mi mujer como es de justicia(a. 226) L
as prendas de ropa aparecen tasadas en muchas ocasiones, haciendo a veces minuciosas descripciones de sus telas, hechuras, complementos y otros aspectos relacionados con ellas, circunstancias todas que enriquecen notablemente la información aportada: otra casaca de raso de color con puntas de milan y botonadura de hilo de oro forrada en carmesí.... 292 reales(a. 2)
La cantidad y calidad de los datos que proporcionan las actas protocolarias es tal que, en general, las convierte en una de las principales fuentes de investigación utilizadas en los estudios históricos que abordan el comportamiento individual y colectivo. Es sabido que en la actualidad estos documentos están siendo revalorizados por los historiadores que centran sus trabajos en el estudio de la mentalidad y vida de determinadas comunidades. Esto es así porque los protocolos aportan numerosos datos sobre las costumbres, formas de vida, actitudes ante la muerte, tradiciones, creencias, religiosidad y muchos otros aspectos de gran interés histórico y etnológico (3, pág. 285).
En esta misma línea no quedan al margen los trabajos de investigación sobre vestimenta tradicional, siendo ya muchos los indumentaristas que utilizan esta fuente de datos como uno de los principales sustentos documentales de sus obras, como es el caso de Concha Casado (2) y José Antonio Pérez (5). Las prendas textiles que porta esta Viuda de la gran Canaria, dibujada por Cano y Olmedilla sobre 1777, aparecen frecuentemente relacionadas en los protocolos notariales: toca, jubón, enagua, delantal y pañuelo de manos.
De cualquier forma, en la utilización de los datos que proporcionan los protocolos notariales hemos de tener en cuenta ciertas circunstancias que afectan a su tratamiento en este tipo de trabajos:
a.- Aparte de conocer que no todos los asuntos u operaciones se registraban en escrituras ante notario, tenemos que considerar que la información que se extrae para estos trabajos suele corresponder sólo a la consulta de un número concreto de actas de determinados escribanos comprendidos en un marco temporal acotado. Por estos motivos, y aunque las actas consultadas sean muy numerosas, los datos aportados no pueden considerarse como totales.
b.- Es importante conocer qué tipo de personas se acercaba a los escribanos para materializar actas de testamento o de otro tipo. Aunque es lógico pensar que las personas que intervenían en estos protocolos poseían un nivel económico medio-alto (que les permitía hacer frente a los gastos de la escritura), podemos observar que en numerosas ocasiones se hacen constar en los propios protocolos serios problemas económicos, deduciendo por tanto que el testador acudía al escribano para evitar problemas posteriores u otros males mayores. Otro de los motivos para hacer testamento estaba relacionado con la moral y carácter religioso de la época, ya que con él se aseguraba el entierro, funerales y misas para ‘llegar al cielo’.
De todo esto extraemos que, aparte del procedente de las clases altas, buena parte del vestuario que se detalla en los protocolos procede de clases medias de sectores rurales y en algunas ocasiones incluso de las bajas, por lo que en muchos casos los vestuarios relacionados no son sólo tradicionales, sino que pueden considerarse también indumentos populares: Declaro que en mi viudedad casé a mi hija... y sólo le di por mi mucha pobreza unas enaguas de mocelina blanca...(a. 6) .... casé a mi hijo José... y le di... una capa de medio paño que me costó 12 pesos y la llevó nueva, una chupa y calzones de paño azul en 5 pesos, un sombrero en dos pesos, unas medias de seda y unos zapatos dos pesos, una camisa, celeque y calzones de lienzo delgado y la demás ropa de su uso como hombre del campo....(a. 5)
c.- Aunque muchos protocolos son una completa relación de las indumentarias tradicionales, tenemos que contar con el hecho de que al relacionar los bienes no siempre se detallan todas las prendas del vestuario, siendo frecuente que sólo aparezcan las piezas más estimadas y duraderas, dejando fuera las más efímeras o poco apreciadas. Por ello, hemos de tener en cuenta que algunas prendas tradicionales de uso muy popular, pero de poco valor, no aparecen en estas fuentes: Así mismo trajo la expresada mi mujer cuando nos casamos... dos mantos y dos sayas uno de anascote y otro de pelillo, tres enaguas de seda, tres jubones de color ... Item cuando yo me casé traje por bienes míos los siguientes... una capa de medio paño y la ropa de mi uso de poca consideración...(a. 3)
d.- Observamos también que las clases menos pudientes poseen prendas del vestuario (como enaguas de seda) que en principio parecen no estar en relación con su nivel económico o social, aunque en un posterior análisis comprobamos que esta relación no es tan contradictoria. El aprecio y popularidad que por aquella época tenían determinadas prendas, tejidos u objetos llegaba a tales extremos de vanidad y lucimiento que su uso solía estar por encima de las posibilidades económicas de su portador, hecho que incluso es puesto de manifiesto por algunos cronistas de la época (6, pág. 117) (7, pág. 23) (4, pág. 57). Debemos tener en cuenta también que hoy en día muchos de estos tejidos y objetos no tienen el mismo valor y apreciación que en otro tiempo tuvieron: Item, declaro que cuando se casó Bernarda mi hija le di.... un relicario, una mantellina de lila encarnada con su franja, un par de enaguas de seda, otras de sempiterno y otras de duray, con toda la ropa de su uso con la decencia que a nuestra pobreza correspondía y orden de su casa, declárolo para que conste(a. 4)
e.- En algunos protocolos es curioso observar que los hombres heredan o llevan como dote al matrimonio prendas de mujer, que suponemos después serían utilizadas por su esposa o recicladas en otras prendas masculinas. Probablemente esto sucedía no sólo por el aprecio y valor dados a las prendas textiles, sino también por otros motivos de carácter social. Por ejemplo, suponemos que el vestido de la futura esposa debía estar a la altura de la posición de su marido, por lo que si la mujer carecía de recursos el esposo se encargaba de dotarla con prendas de calidad o de más vestir: Declaro que el dicho mi marido cuando se casó conmigo trajo de bienes una mantellina de anascote blanca nueva, una gasa, cinco varas de ruan, unas naguas de albornoz negro nuevas... tres vestidos de su uso, ocho camisas, ocho jubones blancos y cuatro pares de calzones blancos, dos pares de medias y dos sombreros...(a. 1)
f.- Una de las dificultades que conlleva el trabajo con estas fuentes radica en requerir conocimientos paleográficos para interpretar las escrituras antiguas, aunque para el periodo de los siglos XVIII-XIX sólo son precisas algunas nociones básicas. También hay que tener en cuenta que según la procedencia del escribano éste podría modificar o incluir expresiones (referidas a indumentos o a textiles) no comunes en las Islas. En este sentido debemos indicar que, por lo general, la mayor parte de los escribanos que trabajaban en Canarias en este periodo son naturales de las Islas. Hemos observado también que es frecuente que los escribanos incluyan en sus legajos documentos hológrafos (sobre todo testamentos y cartas dotales) de gran valor testimonial por estar escritos por la propia persona implicada en el acta, aunque es sabido que en aquellos tiempos eran pocas las personas que sabían escribir.
Todas estas consideraciones ponen de manifiesto las especulaciones teóricas a las que puede someterse el tratamiento de las actas protocolarias (1, pág. 52), concluyendo en que los datos extraídos sólo pueden tener carácter de muestra parcial y que de ellos no podemos sacar conclusiones determinantes. La información obtenida de los protocolos debe siempre contrastarse con otras fuentes propias del estudio de las indumentarias del periodo XVIII-XIX, como los relatos y dibujos de viajeros y cronistas. De cualquier forma, debemos señalar que la certificación notarial de los protocolos los convierte en una fuente de datos muy veraces y que, cuando el número de protocolos consultados en considerable, la muestra que se obtiene puede considerarse como muy representativa. Aunque en los últimos años muchos autores canarios han empezado a profundizar en la utilización de los protocolos como línea de investigación histórica, consideramos muy importante el acercamiento a este tipo de documentos para la realización de muchos trabajos históricos y etnográficos, hecho que debe potenciarse con una mejor dotación y disponibilidad de los archivos que albergan estos protocolos para facilitar así su consulta.
a. 1.- Fon.: AHPLP. Año: 1727. Escr.: Diego González de Sepúlveda. Leg.: 2808. Lib.: microfilmado. Prot.: testamento. Don/Doña: Juana de Barrios Clavijo. Vecino/a de: Conil.
a. 2.- Fon.: AHPLP. Año: 1729. Escr.: Nicolás Clavijo Álvarez. Leg.: 2804. Lib.: 1º. Fol.: 135. Prot.: partición de bienes. Don/Doña: Isabel de Castro. Vecino/a de: Teguise.
a. 3.- Fon.: AHPLP. Año: 1783. Escr.: Luis García del Castillo. Leg.: 2874. Lib.: microfilmado. Prot.: testamento. Don/Doña: Sebastián de León. Vecino/a de: Los Valles.
a. 4.- Fon.: AHPLP. Año: 1785. Escr.: Luis García del Castillo. Leg.: 2874. Lib.: microfilmado. Prot.: testamento. Don/Doña: Salvador de Silva. Vecino/a de: Argana.
a. 5.- Fon.: APH. Año: 1792. Lib.: 1º. Fol.: 100. Prot.: testamento. Don/Doña: Vicente Barreto. Vecino/a de: Haría.
a. 6.- Fon.: APTinj. Año: 1831. Lib.: testamentos. Fol.: 68. Prot.: testamento. Don/Doña: María de las Mercedes Olivero. Vecino/a de: Tinajo.
1.- BELLO LEÓN, Juan Manuel: “Contribución etnográfica de los archivos de protocolos: síntesis de problemas en el campo de la historia natural”, en las “III Jornadas de estudios sobre Lanzarote y Fuerteventura”, tomo III. Servicios de Publicaciones del Excmo. Cabildo Insular de Fuerteventura y del Excmo. Cabildo Insular de Lanzarote. Puerto del Rosario, 1989.
2.- CASADO LOBATO, Concha: “La indumentaria tradicional en las comarcas leonesas”. Diputación de León, segunda edición. 1993.
3.- CERDEÑA RUÍZ, María del Rosario: “Los archivos parroquiales de Fuerteventura: organización e inventarios”, en las “III Jornadas de estudios sobre Lanzarote y Fuerteventura”, tomo III. Servicios de Publicaciones del Excmo. Cabildo Insular de Fuerteventura y del Excmo. Cabildo Insular de Lanzarote. Puerto del Rosario, 1989.
4.- HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel: “La vestimenta del clero regular canario en el siglo XVIII” en el Cuaderno de Etnografía Canaria “El Pajar”, II época, nº 6. Asociación cultural ‘Día de las tradiciones canarias’. Diciembre de 1999.
5.- PÉREZ CRUZ, José Antonio: “La vestimenta tradicional en Gran Canaria”. FEDAC del Cabildo de Gran Canaria. 1996.
6.- PUIG-SAMPER, Miguel y PELAYO, Francisco: “El viaje del astrónomo y naturista Louis Feuillée a las Islas Canarias (1724)”. Ayuntamiento de La Laguna y del Centro de la Cultura Popular Canaria. Tenerife, 1997.
7.- R.W. WILDE: “Narración de un viaje a Tenerife”. José A. Delgado Luis. Tenerife, 1994.