Todas las noches lloro la isla,
lloro columnas de volcán inmenso,
lloro en los mantos, lloro en el humo
y me seco las lavas de mí emergiendo.
Lloro la cueva todas las noches,
donde busco la luna en cada destello,
donde terriblemente encuentro la sombra
que habita en un hueco del que nunca vuelvo.
Lloro el camino que parte mi tierra
en forma de sales vertidas en agua
y es tanta la magua salina que vierto
que crecen olas hasta en tierra mojada.
Lloro la noche completa de pena,
tapo misojos con estrellas lejanas,
y entre capa de sal y capa de arena
hago un vestido de costas livianas.
Todas las noches lloro la isla,
lloro la isla hasta que la isla es alba,
lloro en el viento lleno de colores,
llora esta isleña que llora a su isla,
llora en las noches a su isla amada.
Itamar Pérez y Sandra González