Quisiera en la noche margullar la luna
y enterrar mis pies en el jable de plata.
Quisiera enraizar mis ñoños al suelo
y mojar los dedos en la orilla blanca.
Un suspiro de aire entraría en mi cuerpo
para refrescar de luna las entrañas,
allí donde guardo un gran secreto,
secreto que es más de luna que de mi alma.
Sentir quisiera el mar lamiendo
los riscos negros de mis piernas canarias
rodeadas de espuma, sal y viento
y sentir que en mis muslos, vendados de algas,
se revela el fondo de estas negras aguas.
Itamar Pérez y Sandra González