Revista nº 1040
ISSN 1885-6039

Carmen Cólogan. Bosque de islarios.

Lunes, 17 de Octubre de 2016
Redacción BienMeSabe.
Publicado en el número 649

TEA Tenerife Espacio de las Artes acoge desde ayer 16 de septiembre y hasta el próximo 20 de noviembre la exposición Carmen Cólogan. Bosque de islarios.

Esta muestra, comisariada por Eliseo G. Izquierdo, se podrá visitar en este centro de arte contemporáneo de martes a domingo de 10:00 a 20:00 horas. La inauguración de la muestra tendrá lugar el 16 de septiembre a las 20:00 horas.

Islas y bosques comparten una profunda condición contradictoria. Unas y otros nacen y mueren en el borde impreciso que los encierra, también juntura sobre la que se levantan puertas abiertas hacia caminos y travesías, uniéndolos a aquello de lo que permanecen separados. Suma de opuestos, punto de encuentro de lo irreconciliable, tan vetustos como recién surgidos, ambos, bosques e islas, crecen sobre sí mismos, en un proceso perenne que abona los sustratos de los árboles -isla en el bosque- y acumula, bloque a bloque, submundos y pisos geológicos en la estratigrafía única del edificio insular. Isla, cofre mítico. Bosque, tesoro encantado y sin llave. Ambos, oasis en el páramo.Carmen Cólogan. Bosque de islarios

La matemática incalculable de la naturaleza, dobla su ecuación cuando se encuentran bosque e isla. El uno en la otra se halla doblemente aislado, al tiempo que su ecosistema caprichoso resulta de la integral infinita que acrisola arrastres y aportes de vientos, océanos y viajes. En la isla, sometido al ritmo inevitable de lo mínimo, de los procesos sintéticos, y a resultas de la sinécdoque fantasiosa a la que induce lo remoto, el árbol transmuta en bosque. En su seno, el bosque no deja ver la isla. Y aun así, el mar y la luz -ese fantasma imposible al que persigue desde antiguo la pintura-, se presienten tras sus bordes, rellenando los amplios intersticios que memoran los islarios, cartografías fragmentadas recortadas sobre azul.

Como el árbol, la isla se eleva, sumando sentidos al proverbio, y con las mareas, amplía o estrecha sus contornos, restando precisión a los mapas. Imposible el retrato eterno de las islas, inexacto incluso en el instante. Improbable el del árbol, fractal de hojas perturbadas por el aire. Incompleto el del bosque, miríada inabarcable de individuos, que, como el arte, alcanza sentido cuando es transitado. Caminar el bosque para vivir la isla, luz hoyada en el agua, árbol surgido en la sal, sed de raíz.

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