San Martín Centro de Cultura Contemporánea clausura mañana domingo, 31 de enero, las dos exposiciones que exhibe en sus salas de arte desde septiembre del año pasado bajo los títulos Desde dentro, que reúne una selección de obras pertenecientes en su mayoría a los fondos de este centro de arte, y El universo de Rafaely, primera retrospectiva dedicada al pintor grancanario Rafael Bethencourt.
 

Ambos proyectos expositivos, producidos por el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM), mantienen la línea trazada en los últimos años desde el Cabildo de Gran Canaria de apostar por artistas de Canarias y sacar a la luz el valioso patrimonio artístico que custodia el CAAM.  
 

Desde dentro. Registros, documentos y últimas entradas en la Colección CAAM y Cabildo de Gran Canaria es el rótulo de la muestra que se exhibe en las salas de arte de la planta baja del centro. La exposición reúne una veintena de obras que se han incorporado en los últimos tres años a los fondos del CAAM. Son piezas de 15 artistas que han formado parte de las últimas exposiciones temporales programadas por el CAAM, tanto en sus salas de arte como en las del propio San Martín Centro de Cultura Contemporánea.
 

La exposición incluye obras de seis artistas de Gran Canaria: Pedro Déniz; Laura González; Davinia Jiménez, Jose Ruiz, Fabiola Ubani y Augusto Vives, que se exhiben junto a creaciones de ocho artistas de América: Sandra Cinto (Brasil); Fabian Marcaccio (Argentina); Ramón Miranda Beltrán, Ángel Otero y Arnaldo Roche Rabell (Puerto Rico); Lotty Rosenfeld (Chile); Ray Smith (EEUU-México) y Vargas Suárez Universal (México).

RETROSPECTIVA DE RAFAELY

Por su parte, en las salas de arte de la planta alta, se puede visitar El universo de Rafaely, una amplia retrospectiva dedicada a Rafael Bethencourt (Las Palmas de Gran Canaria, 1933-1982). La muestra reúne un total de 95 obras y documentos pertenecientes en su mayoría a particulares y a la familia del artista, que constituyen un legado que revela las vertientes más sólidas del trabajo de este creador.

Espiritualidad, humanismo y pureza son los vértices que articulan el discurso universalista de este artista, adscrito a la abstracción desde mediados de los años cincuenta, que vivió dedicado al arte y orientado a alcanzar dichos valores a través de la mística sensorial.
 

Rafaely Bethencourt destacó como dibujante desde su juventud y compaginó durante toda su vida sus trabajos como delineante y diseñador gráfico con su faceta artística más personal, en cuyo grafismo y pulcritud lineal se hace notar la impronta del oficio.


Aunque su formación es fundamentalmente autodidacta, desde 1956 formó parte de la Escuela de Artes Decorativas Luján Pérez, donde comenzó a practicar la no figuración más radical para convertirse en el más puramente abstracto de sus representantes.
 

Su plástica personal, a caballo entre el constructivismo y lo onírico surreal, aúna diversos estilos que beben de las vanguardias, las cuales pudo conocer en mayor medida a través de los libros y revistas que llegaban a la capital grancanaria, puesto que apenas viajó. Por otro lado, la influencia entre los pintores de la Escuela y el trasiego de artistas extranjeros a las Islas –entre los que sí se movía activamente- dio lugar a un intenso intercambio más que notable en su obra, y con interesantes resultados.