Revista nº 1037
ISSN 1885-6039

El bosque imaginario de Toño Cuesta se instala en las salas de la Casa de los Coroneles, en Fuerteventura.

Viernes, 15 de Mayo de 2015
Redacción BienMesabe.
Publicado en el número 574

La exposición, que sumerge al espectador en realidades soñadas, se podrá visitar desde hoy viernes, 15 de mayo, hasta el próximo 18 de julio.

 

La exposición Naturaleza: Un bosque imaginario del artista Toño Cuesta adentra al espectador en parte de su mundo. Un mundo misterioso, donde sus colores, la ondulación y la composición marcada por la línea curva cambian según se suceden las estaciones. Estas pinturas que penetran la mirada en sus realidades soñadas, en busca de su propia esencia, se podrán disfrutar a partir de hoy viernes, 15 de mayo, y hasta el próximo 18 de julio, en las salas de este espacio histórico artístico de la isla de Fuerteventura.

Como la mayoría de los artistas canarios, Toño Cuesta, se siente profundamente atraído por la esencia del paisaje del Archipiélago y en torno a a estos recursos estéticos elabora su obra –fundamentalmente pictórica-. En ocasiones, como sobrevino en su última exposición, Agua y Mar, trabaja en torno a la búsqueda de la "complementariedad" entre las artes, manifestando la relación existente entre los diferentes géneros y las múltiples posibilidades que tienen de complementarse entre sí, para dar mayor elocuencia a la expresividad de sus cuadros.

Trabaja sus obras de manera progresiva, pues mientras se encuentren en el estudio van tomando forma a medida que discurre el tiempo. Un objeto artístico que como toda obra tiene un comienzo, pero no un final. Un final que va tomando forma paulatinamente con sus modificaciones.

Según Luz Mª Albelo, Pablo Frade y Miguel Ángel Robayna, la pintura de Antonio Cuesta, de sólida formación académica imbuida de su sello creativo, hunde sus raíces en una visión reflexiva y profunda sobre la relación del ser humano con la naturaleza; no es de extrañar esta preocupación en un pintor curtido durante muchos años en las aulas, desde las que ayuda a desarrollar en su alumnado cualidades que el sistema educativo normalmente no contempla, y provocando en ellos su espíritu crítico.

En esta exposición, Antonio Cuesta nos invita a zambullirnos en la profundidad de un "mar" incierto de árboles que juguetean con la luz y la oscuridad y con la diversidad de los colores, hundiendo nuestros sentidos en un cúmulo de sensaciones visuales, táctiles, olfativas y auditivas, a través de una maraña de troncos y ramas que recorren las cuatro estaciones y el transcurrir del día. La mirada es forzada a trasladarse al abismo misterioso de nuestro interior, de nuestros recuerdos, de los sueños y de la fantasía.

Toño Cuesta nos enseña a redescubrir algunas sutilezas de los árboles y las plantas, que se levantan sobre los detritus y las ruinas de la vida, donde el viento no se queja, matizado también. Este recorrido que, desde sus inicios el pintor viene realizando es, en realidad, una larga indagación, artística y filosófica, que escudriña al ser humano desde fuera: Desde sus objetos construidos, acercándose poco a poco a su reflejo en las aguas luminosas, hasta el tronco y las raíces de la naturaleza donde, misteriosamente, por fin se encuentran

Antonio Cuesta Villén, Valencia 1957.

En 1976 ingresa en la Facultad de Bellas Artes de San Carlos, BB.AA, Valencia, finalizando sus estudios en 1981 con la especialidad de Pintura y Grabado calcográfico. Posteriormente realiza la licenciatura con la tesina De la Idea a la Realidad.

Desde 1982 reside en Gran Canaria, donde ha trabajado de comisario, diseñador e ilustrador, con numerosas publicaciones que avalan su trayectoria. Actualmente ejerce como catedrático de dibujo en el I.E.S Siete Palmas, en Las Palmas de Gran Canaria.

A lo largo de su trayectoria, Toño Cuesta, ha realizado numerosas exposiciones individuales en municipios de Italia, Valencia,  Madrid, Valladolid, Tenerife y Gran Canaria. Muestras itinerantes como Máquina en Circuito (1990), Dos pintores, Dos propuestas (1990). Ha participado en colectivas, entre las que destacan las del Grupo Espiral como Encuentro Blanco-Experiencia por la Paz (1991), o Muestra homenaje al pintor Rafaely, Las Palmas (1992).

Ha realizado numerosos trabajos como muralista entre lo que se encuentran: el  Mural Homenaje a Olof Palmes, Las Palmas de G.C, Murales en el proyecto Mar Adentro Las Palmas, 1990, o el Mural para el Sindicato Libre de la Marina Mercante (SLMM) ,Valencia, entre otros muchos. Algunas de sus obras se encuentran en museos como el de San Pio V, en Valencia, y el Museo de Arte Moderno de Brindisi, Italia.

Ha sido galardonado con el 1º premio de pintura nacional de la ciudad de Las Palmas, en 1990, seleccionado también en el 3º Certamen de pintura Puerto de la Luz, El Mar, 1998, y 6º en el Certamen de Pintura Puerto de la Luz, La Pesca, 2001, entre otros.

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