Revista nº 1040
ISSN 1885-6039

La Casa de Colón acoge la 13ª Semana de Cine Japonés de Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 18 de Julio de 2015
Redacción BienMesabe.
Publicado en el número 583

Organizada por la Asociación de Cine Vértigo entre el 20 y el 23 de julio, contempla la proyección de las cintas ‘Madre’, ‘La voz de la montaña’, ‘Nubes flotantes (Nubes pasajeras)’ y ‘Cuando una mujer sube la escalera’

 

Gestionada por el Cabildo de Gran Canaria a través de la Consejería de Cultura, que dirige Carlos Ruiz, la Casa de Colón acoge, del 20 al 23 de julio, la 13ª Semana de Cine Japonés de Las Palmas de Gran Canaria, organizada por la Asociación de Cine Vértigo y que lleva por título ‘Mikio Naruse y la vida de las mujeres’.

 

Las cintas programadas este año son ‘Madre’ (1952), el lunes; ‘La voz de la montaña’ (1954), el martes; ‘Nubes flotantes (Nubes pasajeras)’ (1955), el miércoles, y ‘Cuando una mujer sube la escalera’ (1960), el jueves. Las proyecciones tendrán lugar a partir de las 20.00 horas y con entrada gratuita.

 

Mikio Naruse (1905-1969) es uno de los más grandes directores de la historia del cine japonés. Sin embargo, su amplia filmografía, que abarca 90 títulos, no se encuentra tan difundida en Occidente como las de los otros grandes cineastas clásicos de su país (Yasujiro Ozu, Akira Kurosawa y Kenji Mizoguchi).

 

Su cine aúna lo mejor de estos maestros: un estudio desde la sencillez y el silencio de la transición tradición/modernidad con complejas relaciones familiares, a menudo al borde del quebranto, que se dio en el Japón de la post-guerra (como Ozu), una profunda y compleja mirada femenina en el que la mujer es el centro de la historia buscando la libertad en una sociedad dominada por el hombre (como Kenji Mizoguchi), y un estilo de rodaje y dirección de actores en el que las transiciones fluyen como la corriente de un río en búsqueda del plano perfecto (Akira Kurosawa fue ayudante de dirección de Naruse y como buen alumno adquirió su estilo de rodaje caracterizado por empalmar planos cortos que hacen circular la historia de manera magistral).

 

Sus historias, rodadas mayoritariamente con escasos medios económicos, están dotadas de un pesimismo tranquilo con mujeres que se rebelan contra lo establecido y en el que las relaciones familiares tradicionales se transforman en lucha feroz contra los convencionalismos sociales.

 

Según el especialista Luis Miranda, Naruse “fue el maestro de la inflexión sentimental y de la discontinuidad” y llevó al llamado josei eiga (cine de mujeres) “a su madurez”, “con el sostén de la mejor literatura moderna del país”: Tanizaki, Kawabata o Hayashi Fumiko, autora de la que adaptó cinco textos para otros tantos filmes magistrales.

 

“La zona de encuentro de esa literatura y su cine, se halla en lo actual del sentir y lo inactual de un pasado insidioso”, según Miranda, para quien “la figura suprema del cine de Naruse consiste en dar imagen a un repliegue de la mirada de alguien sobre sí mismo”. “Pocas veces se ha visto mayor belleza en la instantaneidad de un sentimiento que se convierte en pensamiento, en conciencia “escrita” y luego difuminada, mas ya nunca “borrada” en el rostro”, que en la obra de Naruse, explica poéticamente Miranda, para quien “ahí mismo aparece el pasaje, la discontinuidad histórica que se manifiesta como salto de la conciencia personal y como brecha entre los géneros: frente a la apatía masculina, la determinación femenina para apropiarse del futuro pese a todo”.

 

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