Revista nº 1040
ISSN 1885-6039

Antonia San Juan En España interesan más los escándalos sexuales que los económicos.

Viernes, 24 de Abril de 2015
Redacción BienMeSabe.
Publicado en el número 571

Antonia San Juan es una de las actrices de Canarias que más proyección ha alcanzado en el contexto del cine español. De espíritu íntegro y rebelde, suele posicionarse con absoluta franqueza y claridad sobre alguno de los paradigmas morales que ahogan y afectan a las libertades individuales en una sociedad cada vez más pacata e ingenua. En esta entrevista habla sin tapujos de la hipocresía social, de la presión impositiva que padece la Cultura en España, de su manera de entender la vida y de su última producción teatral, ‘Lo malo de ser perfecto’, que llega al Auditorio de Teror el día 24 de abril, en una única función que tendrá lugar a las 20.30 horas.

 

¿Cómo valoras el momento que se vive en España?

Padecemos un Gobierno que no ha apoyado en ningún momento a la cultura. Nos ha sometido al 21 por ciento, mientras que el porno, los toros y el fútbol campan a sus anchas como productos de masas. Estamos viviendo un momento bastante estúpido. Ningún partido habla de cosas que tengan que ver con la cultura. Vivimos en un país manipulado porque carece de cultura, y eso hace a los ciudadanos muy manejables. No nos hemos querido enterar de nada. Seguimos hablando de religión y superstición y, en pleno siglo XXI, seguimos apelando a la gracia de Dios: “tengo trabajo gracias a Dios”, “gracias a Dios que no se quedó embarazada”, “gracias a Dios que murió sin sufrir…”

¿Lo malo de ser perfectos es que nos convirtamos en seres soberbios?

Es lo que estamos viviendo. Yo tengo la razón y no me equivoco nunca. Freud dice que esa actitud inconsciente que mantiene el individuo de no dar su brazo a torcer en nada tiene que ver con la creencia de que se cree inmortal. No acepta que existe un final. Que las relaciones tienen un principio y un final. No acepta equivocarse porque se cree inmortal. Sufrimos todos de inmortalidad.

¿Parece que siempre estuvieras enojada con el resto de la humanidad?

Enojados deberían estar los que viven en medio de la mierda y se encuentran al borde de un precipicio que aceptan sin darse cuenta. Que vá… mi vida es un paraíso y es estupenda. Estoy casada, soy feliz, tengo dinero, una carrera estupenda y una profesión magnífica.

¿La última situación que te haya encabritado?

La gente no es consciente de lo que escucha. Por lo general se declara en contra de los malos tratos pero escucha música machista de autores de regaetton cuyas letras son intolerables. Y en Canarias este tipo de música tiene mucho predicamento, por desgracia. Esa música deja a la mujer como una auténtica mierda y no nos damos o no nos queremos dar cuenta. Me provoca tristeza lo que sucedió con la visita de Romeo Santos, que no hace sino demostrarme la ignorancia de mi tierra.

Háblanos de las claves de ‘Lo malo de ser perfecto’

Se trata de un espectáculo terapéutico, en el que pongo en duda casi todo y existe una dosis de lectura de la realidad para mostrarle al público otra perspectiva de ella.  El teatro es una mota de arena en una playa. Pero como artistas debemos sugerirle al espectador que hay otras maneras de pensar a la que nos enseñaron nuestros padres. Son cuatro historias: una habla de una cita a ciegas, otra de dos yonquis de la calle; la tercera se refiere al encuentro de dos hermanos mayores en un ambulatorio y la cuarta habla de una pareja del futuro que lamenta la escasa evolución experimentada por la especie. Los actores tenemos varios papeles en esta función. Cada uno hacemos cuatro o cinco personajes. Todos somos protagonistas…

¿Qué inspira tu teatro?

Poner al individuo contra la pared y cuestionarlo. La denuncia a lo preestablecido: a la familia como institución, a la Iglesia, a todo lo que va en contra de la libertad del individuo. Y todo lo planteo no a través de la opinión, sino de la reflexión analítica que me propicia la lectura de mis autores preferidos como Voltaire, Rousseau, Lacan o Freud. Sin embargo la gente suele aceptar que va al teatro a reírse porque la gran mayoría no quiere pensar. Yo a la gente que va a ver mis obras creo que las hago pensar. Es mi deber. No todo va a ser risas. Me resultaría una falta de respeto que alguien se subiera a un escenario sólo para hacer reír. Hay mucha literatura barata alrededor del amor, del sexo, la maternidad… y ya no funciona eso de “yo por mi hija mato”. No se puede hacer auto de fe con la literatura, ni con el teatro, ni con la música, con nada… 

¿La gira de ‘Lo malo de ser perfecto’ coincide con algún otro proyecto en el que estés involucrada?

Estoy buscando dinero para producir mi tercer largometraje como directora.

¿Tienes expectativas sobre los cambios políticos que las encuestas auguran en las próximas elecciones con el fin del bipartidismo?

No creo en nada. Tengo sólo apatía y decepción, porque los políticos evidentemente han demostrado a los ciudadanos que vivimos en un país de ladrones; en un país también totalmente pasivo. Nos han robado en nuestra misma cara y luego tienen el cinismo de reírse cuando se bajan del automóvil a la llegada al juzgado. España es un país de reaccionarios y no de revolucionarios. España, como se decía en los años setenta, quiere su pan, su hembra y su fiesta en paz. Y si les roban, les da lo mismo. En España interesan más los escándalos sexuales que los escándalos económicos. Nos parece más terrible tener una vecina puta o un vecino maricón, que algunos políticos hayan defraudado la confianza de los ciudadanos aprovechándose económicamente de su cargo.

¿Qué te ha dado el teatro como ser humano?

Todo; pero no me lo ha dado el teatro, me lo ha dado lo que he leído. El teatro es un texto. La circunstancia de ser actriz no te convierte en nada. Somos lo que leemos. Puedo ser una lectora compulsiva, pero si lo que leo es Corín Tellado o Marcial Lafuente Estefanía seguiré siendo igual de ignorante. La lectura, igual que los alimentos, hay que seleccionarlos. No se puede leer cualquier cosa porque todo lo que lees crea ideología en ti. La gente vive muchas cosas como si fueran reales, y hay que distanciarse de ellas para tener una opinión ecuánime y legítima.  

 

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