Este domingo el grupo de teatro Azarías presentó en el Auditorio de Teror el montaje Natán el Sabio, inspirado en el célebre texto escrito por el filósofo ilustrado alemán Gotthold Ephraim Lessing, que se muestra como un fervoroso y esperanzador llamamiento a la tolerancia y la convivencia  religiosa. Con entrada gratuita para todos aquellos espectadores que desearon acercarse al citado equipamiento cultural que gestiona el Ayuntamiento de Teror, el espectáculo que dirige la italiana Elia Campanalunga transcurre en Jerusalén, durante la Tercera Cruzada, y describe cómo el sabio judío Nathan, el Sultán ilustrado Saladino, y un Templario,  son capaces de salvar su  diferencias existentes impuestas por los credos que profesan, el judaísmo, el islam y el cristianismo.

La obra tiene lugar históricamente durante la Tercera Cruzada, en la Jerusalén del siglo XII, donde un cristiano templario, el mercader israelita Natán y el magnánimo sultán Saladito, deben alcanzar un acuerdo común en pro de la mutua tolerancia entre las religiones cristiana, judía y musulmana y salvar así la conflictiva convivencia que amenaza la estabilidad de las tres comunidades.  Hace mucho tiempo que Gotthold Ephraim Lessing escribió este texto publicado en 1779, considerado como una de las obras más significativas de las letras alemanas. Más de dos siglos después de su estreno en 1783 en un teatro de Berlín, el grupo Azarías presenta una versión que mantiene, como no podía ser de otra manera, su mensaje universal de actualidad alrededor del diálogo y la tolerancia entre los  diversos pueblos y las doctrinas religiosas.

Entendimiento. En una época de  una globalización tan extraordinaria como la que está experimentando la sociedad  actual, que debe enfrentarse a sus estereotipos más arraigados a diario, la moraleja de Natán el Sabio invita a una ineludible reflexión sobre el entendimiento y la aceptación, en especial a las generaciones más jóvenes, que deben aprender ya desde temprana edad a convivir en paz con otras culturas y religiones, a veces tan opuestas. El desenlace de este montaje configura una perfecta metáfora de la utopía de la hermandad de todos los pueblos, representados por las figuras de Natán, un erudito judío, un sultán y un templario. Los principales temas que aborda la obra son la amistad, la tolerancia, el relativismo de Dios y la necesidad de comunicación entre distintos credos. Natán el Sabio demuestra que no sólo los parientes cercanos de las tres religiones, sino todos los hombres, son hermanos, y que la verdad se encuentra en los lazos fraternales que unen a los hombres, y no en sus luchas e intrigas. El punto culminante de la pieza se alcanza con la Parábola del Anillo, que Natán narra a Saladino, como contestación a la pregunta que éste le formula sobre la religión verdadera.

Mensajes para la reflexión. Elia Campanalunga explica que eligió el texto porque “les gustó el mensaje de tolerancia que transmite, así como la valoración que hace el filósofo Lessing sobre el ser humano". Se trata de un mensaje apropiado para nuestra sociedad actual que Azarías ha trabajado desde hace un año en equipo. “Cuando todos trabajamos juntos, aportando lo mejor de nosotros mismos, creyendo en lo que queremos transmitir, esmerándonos y sacrificándonos por ello, el resultado es excelente. Nuestra recompensa: que todo el que contemple la obra se sienta feliz  y comprenda nuestro mensaje al mundo”, señala la directora. Según explica la directora, ”está en nuestras manos, hombres y mujeres del siglo XXI, colocar cada cosa en su lugar. Creer en el hombre, con todo lo que él es, y por supuesto, respetar sus creencias más profundas y lo que le configura su vida. Saber lo que significa “tolerar”. Lo que se debe conocer del otro, para respetar su forma de pensar, de vivir, de orar a su Dios”.

El grupo teatral Azarías pertenece al Aula Manuel Alemán del Vicerrectorado de Cultura de la ULPGC y del Instituto Teológico de las Islas Canarias. Natán el Sabio es la tercera obra que adapta Azarías tras sus producciones El libro de Job y El proceso a Jesús, de Diego Fabbri. “Creo sinceramente que existen muchas obras de teatro que contienen valores humanos importantes para la evolución de la persona”, dice la directora, que siempre trata de “seleccionar aquellas que tienen que ver con el sentir del Aula Manuel Alemán y del Instituto Superior de Teología, es decir, con promover el diálogo fe-cultura y con temas que pueden ayudar a una reflexión personal y crítica en el marco de nuestra sociedad”, puntualiza.