Revista nº 1037
ISSN 1885-6039

BENTO Y TRAVIESO, Rafael (1782-1831).

Jueves, 18 de Julio de 2013
Jorge Rodríguez Padrón
Publicado en el número 479

Poeta n. en Guía (Gran Canaria) y m. en Las Palmas de Gran Canaria. Después de recibir órdenes menores en 1795, su padre solicita su ingreso en el Seminario de Las Palmas de Gran Canaria en 1797. La muerte de su padre (1803) lo hace regresar a Guía.

 

Deja la vida clerical e ingresa como cadete en el Regimiento Provincial de Guía, donde pronto consigue el grado de ayudante mayor. De temprana inclinación poética, mantendrá en 1808 una sonada polémica con Mariano Romero Magdaleno*. No se sabe con certeza la fecha de su primer viaje a la Península. En 1809 aparecen algunas de sus poesías patrióticas en imprentas peninsulares. En 1811 está de nuevo en la isla. Muere entonces su mujer, como consecuencia de la epidemia de fiebre amarilla. Deja la milicia y vuelve al estado sacerdotal, aunque no es capaz de acatar dicha disciplina. Hombre de ideas liberales, alimentadas por su formación filosófica en el Seminario, llevará una vida libre y aventurera en lo personal y en lo intelectual. Objeto de vigilancia y persecución por el Santo Oficio, desde 1806, se marcha de nuevo a la Península entre 1816 y 1818. Por documentos de la Inquisición se sabe que pasa por Sevilla, que está en Madrid y que llega a Barcelona, donde se refugia al sospechar infundadamente que va a ser detenido. Por esos años fecha o publica en la Península algunas de sus obras. Regresa de nuevo a Gran Canaria. Sigue con su vida disipada, lo que le acarrea la ruina material y física. Desempeña durante un tiempo el cargo de secretario del ayuntamiento en Gáldar. Enfermo, debe trasladarse a Las Palmas de Gran Canaria, donde fallecerá poco después en el antiguo Hospital de San Martín. Escribe poesía de muy diverso carácter, lo mismo patriótica (“Zaragoza rendida”), al modo de Manuel José Quintana, poeta al que llegó a conocer en Madrid, que satírica y frontalmente anticlerical; pero también sobre asuntos locales como la tala del bosque de Doramas* (“La destrucción de Doramas”, editada por Néstor Álamo* en 1931) o la polémica con Tenerife por la capitalidad y por la creación de la Universidad (“El sueño de La Laguna”, editada por Simón Benítez Padilla* en 1953, “Epístola a la Universidad” o “Los triunfos de Sarnópolis”). En los últimos años de su vida, mantiene una curiosa correspondencia, entre seria y jocosa, con el coronel Jáquez de Mesa, en torno a asuntos y personajes locales. Es autor también de algunas comedias: La recompensa del amor (1817), al modo de Fernández de Moratín, Narciso o el amante de sí mismo (1825) o El descubrimiento feliz (1831). En 1931, Néstor Álamo edita Sátira, donde se trata de la nobleza, obra de 1830. Juan Padilla recopila, en los dos tomos de Poesía diversa, la obra de Bento. Millares Carlo* añade luego, en su Biobibliografía, dieciocho escritos más que no figuran en la recopilación de Padilla.

 

 

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