Revista nº 1037
ISSN 1885-6039

El Borrachito Fogatero.

Domingo, 21 de Agosto de 2011
María Victoria Hernández Pérez (Cronista Oficial de Los Llanos de Aridane)
Publicado en el número 379

Es el caso del llamado Borrachito Fogatero de Lodero (Villa de Mazo, La Palma) que en la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores baila en medio de una populosa verbena. A media noche, el colorido, la música y olor de la pólvora de los fuegos labran el cielo e impregnan la plaza donde la pequeña ermita permanece abierta y recibe la visita de algún devoto que se acerca a ver a la Virgen de sus amores.

 

En torno a los festejos religiosos desde siempre han surgido programas paralelos de regocijos populares. La isla de La Palma ha sido fiel y cuidadosa de estas tradiciones. No obstante, de los 14 municipios que jalonan su geografía de 706 km2, Villa de Mazo es una muestra viva de alto valor antropológico, etnográfico, sociológico y cultural en el amplio calendario anual. Por su parte, la crónica de los festejos de Nuestra Señora de los Dolores en Lodero (Hoyo de Mazo) es una de las que ocupa un espacio peculiar y arraigado en el pueblo y, por extensión, en toda la isla palmesana.

 

Una antigua referencia de la prensa escrita del siglo XIX nos muestra al detalle los divertimentos por entonces. El corresponsal macense de El Time publica en la edición de 12 de marzo de 1865 una crónica con motivo de la bendición de la nueva ermita y del regreso de la Virgen al culto diario: Habiendo tenido lugar la bendición de la hermosa ermita el 25 por la mañana, con toda solemnidad y trasladándose la santa imagen de la Virgen de los Dolores procesionalmente, a las cuatro y media de la tarde, de su antigua y desaliñada ermita a la nueva, construida a expensas de sus devotos. Fue tan tierno este acto que a muchos del inmenso gentío que a él asistió hizo derramar lágrimas, nacida del afecto piadoso que conducía en triunfo a aquella santa imagen a su nueva y decente casa. Llegó al fin a colocarse en su trono, y después del cántigo [sic] de Completas y sermón, en que se expresó el religioso objeto de esta traslación, principio otro nuevo movimiento exterior, no sólo por los vecinos de este pueblo, sino por algunos de esa ciudad [Santa Cruz de La Palma], que demostraban no terminar aquella tarde la solemnidad; cuyos preparativos, con el inmejorable fuego artificial, anunciaron bien la solemne función del día siguiente, que se celebró con el lujo y ostentación posible.

 

Cortejo de acompañamiento del Borrachito

 

Conviene advertir ya que, además de la ceremonia religiosa, se destaca desde la segunda mitad del Ochocientos que en los preparativos de la víspera estaban presentes el «inmejorable fuego artificial», justo antecedente del nacimiento y consolidación posteriores del Borrachito Fogatero.

 

 

El Borrachito Fogatero de Villa de Mazo y sus antecedentes

Sigue sorprendiendo agradablemente a los que se acercan a las tradiciones populares palmeras un descubrimiento: que las fiestas están vivas, que se adaptan a los tiempos, que se recuperan y que, en unos pocos años, acaban convirtiéndose en signos de identidad de una y otra generación implicadas en su organización y disfrute. Desde luego, éste es el caso del llamado Borrachito Fogatero de Lodero (Villa de Mazo) que en la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores baila en medio de una populosa verbena. A media noche, el colorido, la música y olor de la pólvora de los fuegos labran el cielo e impregnan la plaza donde la pequeña ermita permanece abierta y recibe la visita de algún devoto que se acerca a ver a la Virgen de sus amores.

 

La fiesta, que se celebra anualmente en la segunda quincena de agosto, cubre un programa de actos en el que no faltan la música tradicional canaria (cantares tristes o malagueñas, folías, isas, seguidillas, tanganillos, etc.) y cubana (puntos cubanos, habaneras y boleros, principalmente), las carreras de caballos, las competiciones deportivas, las exposiciones y, en lo religioso, las novenas, los cuadros plásticos y la procesión de la Virgen, acompaña­da por la Banda Municipal de Música Arecida; y, cómo no, los tradicionales fuegos artificiales.

 

 

El último día de los festejos -siempre en domingo-, pasada la media noche, en medio de una verbena y antes de salir el protago­nista principal, gigantes y cabezudos (en La Palma reconocidos popularmente como mascarones) y otras caprichosas figuras derraman bengalas y fuegos artificiales recorriendo el lugar como preámbulo de la llegada del Borrachito Fogatero. La remozada plaza es inundada por el atractivo del color de la pirotécnica, embriagando a los concurrentes. La emoción va contagiando a los espectadores, arengados por la música de la Polka del Borracho que interpreta la orquesta contratada para ese año. Con auténtica fruición va subiendo el tono y crece la algarabía hasta que hace su entrada El Borrachito, que baila en el lugar que ocupan los asistentes. Ante el bramido de sus llamas buscan éstos refugio en los laterales y esquinas de la plaza. Los más arriesgados se encuentran con la guardia pretoriana que protege al machango o muñeco, que descansa su borrachera o tranca sentado sobre un tonel cargado sobre sus hombros, un fornido hombre, mientras baila pausadamente por el lugar, debidamente protegido con indumentaria y materiales resistentes a los fuegos de artificio.

 

Según informa una Memoria redactada por los vecinos responsables de la organización de estos festejos -conservada en el Archivo Municipal de Villa de Mazo-, al parecer, en 1979 tres personas sorprendie­ron en la última verbena de las fiestas de Nuestra Señora de los Dolores con la irrupción de un machango que llamaron Sapiro, al que hacían girar envuelto en bengalas sobre un palo que lo sujetaba. Según cuentan, la idea surgió de un recuerdo de infancia de esas personas, que rememoraron los antiguos machangos de las fiestas del Hoyo (Lodero), muñecos que giraban impulsados por una rueda de fuego. Probablemente, esos antiguos machangos o peleles eran preparados por una familia de fogateros o pirotécni­cos, la de Antonio Cruz. Hasta hace pocos años, los machangos se conservaban preparados por el nieto del primero, Tomás Cruz Santos (1938-2006), para la fiesta de Santa Rosalía, cuya ermita se encuentra a pocos kilómetros de la de Nuestra Señora de los Dolores. Después del fallecimiento de Cruz Santos no sabemos si el testigo de esta bella tradición familiar tendrá continuidad: merecerlo lo merece.

 

Hoy en día, los machangos se conservan preparados por el nieto del primero, Tomás Cruz Santos (nacido el 20 de octubre de 1938), para la fiesta de Santa Rosalía, cuya ermita se encuentra a pocos kilómetros de la de Nuestra Señora de los Dolores.

 

El número festivo agradó y al año siguiente comenzaron a adaptarlo, con más tiempo y perfección, al programa de actos. En ese segundo año, unas andas, cargadas por cuatro personas, sostenían al que se decidió llamar definitivamente El Borracho en reivindicación del carácter vinícola de la zona. En su tercera edición, el protagonista representaba a una mujer de gran porte nombrada La Borracha. A partir del cuarto año, lo baila una sola persona, como hoy en día, dando lugar al nacimiento de El Borrachito Fogatero.

 

En los inicios todo fue trabajo e ilusión. Se estudiaron los mejores materiales resistentes al fuego y al calor que dieran la máxima seguridad al bailador, hasta que la pirotécnica Hermanos Cabrera se ocupa de la carga de los fuegos artificiales y aconseja dar a la figura una estructura más aconsejable para lo que se pretendía.

 

Los antecedentes más curiosos del hecho de incorporar artilugios pirotécnicos como en el caso de El Borrachito Fogatero -esto es, cubriendo con fuego el cuerpo de una persona- los encontramos en el lejano año de 1866. En su edición de 14 de octubre de ese año, el semanario palmero El Time recoge en la sección «Anuncios»: Fuegos artificiales: El domingo 21 del corriente, si el tiempo lo permite, dará en ex convento de San Francisco una función de fuegos artificiales el conocido aficionado al arte pirotécnico Domingo Vega, que desea complacer a este público ofreciéndole tan variado espectáculo. Se dará principio por una bonita pila a que seguirá un fuego chinesco. A continuación se quemará una brillante palma con salvas. Luego se presentará un joven aficionado llevando en su cuerpo tres ruedas de esmerada ejecución. Habrá además una gran rueda que girará diagonalmente, unas aspas de molino, variados fuegos de colores y una hermosa pieza en forma de ajedrez.

 

Esta noticia de El Time apunta un dato relevante para el asunto que nos ocupa: Luego se presentará un joven aficionado llevando en su cuerpo tres ruedas de esmerada ejecución. La configuración del antiguo convento de San Francisco, provisto de dos patios de distinto tamaño, interiores y abiertos hacia al cielo, apunta que se debió utilizar para estos espectáculos fogateros el claustro mayor, que presentaba menos obstáculos arquitectónicos. Aún con esto, la profusión y vistosidad de estos fuegos no debió alcanzar demasiada altura, evitándose dentro de lo posible no sobrepasar las paredes y tejados del inmueble, impidiendo así que fueran visionados por los espectadores que no habían pagado la fisca que establecía la publicidad. Conociendo este espacio, los espectadores debieron estar a poca distancia del número pirotécnico y la emoción y proximidad a éste hubo de producir una fuerte subida de adrenalina, especialmente cuando se presentó el joven aficionado llevando en su cuerpo tres ruedas de esmerada ejecución, joven al que imaginamos recorriendo a pie a toda velocidad el patio claustral. Sin lugar dudas, este antecedente marca claramente el arraigo que tiene en La Palma la utilización de fuegos artificiales sobre el cuerpo protegido, aunque es muy probable que esta variante se practicase con anterioridad.

 

Según hemos visto, los fuegos artificiales constituyeron un espectáculo, de igual manera que lo fueron el teatro, los conciertos de música o las representaciones circenses; a él acudía público, previo abono de entrada, a contemplar las formas caprichosas de la maestría del pirotécnico. Otro de los mejores ejemplos que conocemos lo recoge el mismo periódico en su edición de 11 de diciembre de 1864, quedando de manifiesto, una vez más, la proximidad de las gentes a los fuegos: El último domingo se quemaron los fuegos artificiales anunciados por la compañía de Mad. Tounour, compuesto por Mr. Ireland, que dio a conocer nuevamente su ingenio en la pieza que figuraba las serpientes persiguiendo a una mariposa, la que produjo un agradable efecto a pesar de la corta distancia que la separaba del público y que permitía a este ver el mecanismo de aquella ingeniosa figura.

 

Son varias las fiestas de contacto próximo de las personas a los espectáculos pirotécnicos en el calendario festivo de La Palma, además del uso más conocido de los fuegos aéreos. La espectacular realidad, la magia y encanto de estas manifestaciones festivas las encontramos en Villa de Mazo, isla canaria de La Palma, en Los Machangos de Santa Rosalía y en El Borrachito Fogatero de Lodero.  Otras manifestaciones festivas semejantes, no iguales, las tenemos en la conocida Danza del Diablo del municipio de Tijarafe y el Diablo de San Miguel de Breña Alta, recuperado en el año 2009.

 

Todas y cada una son reflejo palpable de la cultura popular de La Palma, con identidad y memoria propia y ancestral del municipio que las conserva.

 

 

Este año de 2011 El Borrachito Fogatero saldrá a las 00:30 horas del domingo (madrugada del lunes) 28 de agosto. Ver Programa Completo.

 

 

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