Revista nº 1040
ISSN 1885-6039

Mascarones: una invitación a colaborar.

Sábado, 14 de Febrero de 2009
Manuel Poggio Capote
Publicado en el número 248

Uno de los números más entrañables que se conservan dentro de las fiestas de La Palma es el de los mascarones. La presencia de figuras de este tipo en las celebraciones de nuestra isla se remonta -al menos- a la primera mitad del siglo XVII. De aquellas fechas existe una referencia documental, transcrita de las actas del antiguo Cabildo de La Palma, en la que consta la compra de unos gigantes para participar en la procesión del Corpus Christi de la capital insular. Aunque pudiera parecer extraño, los gigantes y otros elementos simbólicos equivalentes se integraban en el cortejo eucarístico junto a la custodia divina, el clero y las autoridades civiles.


Y es que, al igual que en las principales poblaciones hispanas, los gigantones o los diabletes (personas ataviadas con máscaras y ropajes simulando ser demonios) tomaban parte en la mencionada manifestación religiosa de Santa Cruz de La Palma. Los mismos encabezaban la procesión encarnanado con su presencia la derrota del mal o del pecado. En 1780 el gobierno central, bajo los influjos de la Ilustración, prohibió la presencia de estas figuras en los cortejos del Corpus. Entonces, a los gigantes palmeros y a otros personajes similares no les quedó más remedio que buscar acomodo en otras fechas del calendario festivo.



Mascarones en la Bajada de la Virgen de 1935



De este modo, los populares gigantes se incorporaron al programa de la Bajada de la Virgen de las Nieves. Se verifica una primera referencia en la edición de 1815, aunque con anterioridad existen otros datos sobre su empleo fuera de las fiestas lustrales. Uno de ellos es el de su participación en unos actos con motivo de la restauración al trono de Fernando VII (1814). Otro acontecimiento real (la proclamación de Isabel II) propició en 1833 un baile de seis parejas de enanos y enanas, aludido por los investigadores como la primera cita documental a la posterior y muy célebre Danza de enanos. Entrado el siglo XX, en la capital insular algunos barrios contaron con sus comparsas privativas. Ese fue el caso de los festejos de San Francisco y Naval que dispusieron de sendas agrupaciones. Tanto una como otra, así como la correspondiente a las fiestas de la Bajada, alcanzaron tal arraigo que el músico local Felipe López Rodríguez (1909-1972) compuso una partitura para ser interpretada durante sus desfiles: la Polka de los mascarones. Por último, cabría apuntar que desde los inicios de la década de 1990 los gigantes y cabezudos han sido sacados a la calle en la víspera del día de la Cruz, dentro de las fiestas anuales de la capital palmera.

En el resto de la geografía insular estos conjuntos de imaginería festiva tardaron un poco más de tiempo en incorporarse a las celebraciones locales. No en vano, ninguno de los núcleos del interior de la isla disfrutó de una procesión de Corpus tan solemne como la que se organizó a lo largo de más de tres siglos en Santa Cruz. Es decir, carecían de esta tradición festiva. Pero desde finales del XIX algunas demarcaciones municipales comenzaron a desarrollar sus particulares regocijos con estas figuras. Ése sería el caso de Fuencaliente, donde los caballos fuscos se escoltaron de un mascarón. En Tijarafe, el antecedente del actual Diablo fue un ingenio denominado Cataclismo (1910), el cual no era más que un gigante. Desde 1923, cuando este peculiar baile comenzó a ejecutarse de manera más o menos periódica, gigantes y cabezudos han acompañado en sus movimientos al afamado demonio norteño. Por su parte, en la villa de Garafía se coteja la presencia en 1915, durante la feria de San Antonio del Monte, de un grotesco mascarón. De igual manera, en otros lugares como Los Llanos de Aridane, El Paso, Tazacorte, Breña Alta (durante las fiestas celebradas en torno a la ermita de San Miguel) o San Andrés y Sauces se constatan noticias con varias décadas de antigüedad sobre el tema. Más recientes son las apariciones en la verbena del Borrachito Fogatero (Mazo) o en otros núcleos poblacionales. En el primero de los casos, los mascarones se idearon como simple complemento escenográfico del espectáculo que tiene lugar esa noche. Por el contrario, en la segunda de las situaciones la salida de los cabezudos se ha interpretado como un acto de animación infantil dentro de las fiestas patronales de varios municipios.



Fiesta de San Antonio del Monte (Garafía) con mascarón en 1915



Todos estos datos y otros no desbrozados en estas líneas los venimos recogiendo desde hace algún tiempo con el ánimo de culminar una monografía que estudie la evolución de los gigantes y cabezudos en nuestra isla. Las fuentes orales y escritas consultadas han sido abundantes, pero aún queda camino por recorrer. No se debe olvidar que estos machangos entran de lleno en el ámbito de la cultura popular y con frecuencia no es fácil hallar informantes. Además, en contra de lo que pudiera parecer, la historia de los mascarones (término preferido en La Palma para denominar a estas figuras y que, lamentablemente, casi nunca aparecen recogidas bajo esta forma en los programas oficiales de festejos) posee rasgos, usos y costumbres muy singulares. Y es éste el propósito de la presente invitación: ofrecer el proyectado libro a cuantos deseen dejar su testimonio (bien sea de manera verbal, escrita o fotográfica) acerca de los populares mascarones palmeros.




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Comentarios
Miércoles, 18 de Febrero de 2009 a las 21:21 pm - Manuel Poggio Capote

#04 Muchas gracias a Pedro, Alejandro y Manuela por sus palabras de ánimo y los datos proporcionados. Gracias. Y disculpen que hasta hoy, miércoles, no haya podido contestar. Motivos laborales me lo han impedido.

El proyectado libro acerca de los \"mascarones\" es fruto de una casualidad: la solicitud de un texto para el programa de las fiestas de mayo de 2007 por parte del Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma. Desde entonces llevo dos años recogiendo noticias, documentos y fotografías sobre el tema. Ello con la desinteresada colaboración de numerosos amigos.

Este artículo pretendía sólo dar un paso más en esa recopilación de datos. Y lo ha conseguido. No en vano, aparte de los testimonios anteriores, alguna fotografía ha llegado ya.

Por último, aprovechar estas líneas para adelantar la presentación de una colección de libritos sore cultura popular y etnografía de La Palma. La misma llevará por título \"Decires: cuadernos palmeses de folklore\". La idea es que la monografía de los mascarones forme parte, en el futuro, de esta colección. El primer volumen (que tratará sobre un tema bien distinto a este) será presentando el próximo mes de abril en Breña Alta.

Gracias de nuevo. Saludos,

Manolo

Lunes, 16 de Febrero de 2009 a las 22:55 pm - Pedro

#03 Hola Manuel. Ayer domingo cuando me despedía de ti con un “por favor, no dejes la pluma”, desconocía que mis deseos eran ya una realidad. Tu magnífico trabajo sobre nuestros mascarones ha sido una agradable sorpresa. Tu estilográfica, hoy transformada en teclado de ordenador, demuestra que no ha estado parada. Estupendo artículo que me transporta a las fiestas de San Francisco, La VOT y a todos sus componentes que la hacían posible. Espero y deseo con el afecto que te mereces que tu invitación sea aceptada por muchas personas y recibas cuantiosos testimonios de todo tipo para que tu proyectado libro sea pronto una realidad para disfrute de todos.

Domingo, 15 de Febrero de 2009 a las 22:58 pm - ALEJANDRO C. MORENO y MARRERO.

#02

Efectivamente, un artículo espléndido. La verdad es que -como siempre digo- debemos muchísimo a la impagable labor de investigación en este campo de estudio llevada a cabo por Manolo Poggio, así como, por supuesto, por María Victoria Hernández y José Rodríguez Escudero. Sin duda, la isla de La Palma (y Canarias en general) está de enhorabuena. Gracias, amigos/as.

Un abrazo,

ALEJANDRO C. MORENO Y MARRERO

Delegado en Canarias del Círculo Internacional de Amigos de los Gigantes y Cabezudos de Barcelona.

Domingo, 15 de Febrero de 2009 a las 10:55 am - Manuela H.

#01 Magnífico trabajo. En La Palma siempre se ha dicho, de boca para fuera, MASCARONES.

Manuel Poggio pide colaboración, aquí va una.

Periódico El País, Las Palmas de Gran Canaria, 20 de abrill de 1866, pág 1: \"...deciamos hablando de la fuente que se construye en la plaza del Espíritu-Santo.

\"Hemos notado con disgusto, que uno de los mascarones colocados ha sufrido ya el resultado de las travesuras de los chicos....\".