Revista nº 1037
ISSN 1885-6039

II. La cochinilla en Canarias: Expansión y auge.

Miércoles, 09 de Noviembre de 2005
Julio Hernández García
Publicado en el número 78

Continuamos con el segundo artículo de la serie que trata el cultivo de la cochinilla en Canarias, en este caso dedicado a su auge y expansión.

(Viene de aquí.)


- Reacción adversa inicial por parte de los agricultores canarios.
- Causas que influyen en la expansión.
- Países de destino y cifras de producción.


Si la introducción de la cochinilla no fue nada fácil, ya que los agricultores canarios se mostraron reacios a tal cultivo (como nos confirma Simón Benítez Padilla: Halló gran resistencia de los labradores, convencidos de que el nuevo huésped que se les ofrecía para sus tuneras pertenecía a la antipática familia de las plagas del campo) (15); sin embargo, una vez disipados los primeros temores de los campesinos isleños, la expansión del cultivo fue muy grande ya que, como apuntábamos, las islas reunían las condiciones óptimas para su cría y desarrollo. La cochinilla es reacia a las abundantes lluvias, temperaturas bajas y a cualquier tipo de trastorno atmosférico. Las Islas Canarias, a cambio, le ofrecía: clima suave, pocas lluvias y escasez de tormentas. A todo esto hay que añadir que los nopales se conforman con poca agua, calor abundante y terrenos fértiles sin ser profundos. El marco por tanto es el ideal y el agricultor canario finalmente pudo encontrar un cultivo que sustituyera al vino que había entrado en crisis años antes. Crisis que según Darias y Padrón, perduró cierto tiempo y produjo en gran escala corrientes de emigración, a veces de familias enteras, a nuestras antiguas posesiones de Ultramar (16).



La cochinilla solucionó, pues, la gran crisis vitivinícola, constituyendo en opinión de Francisco Martínez Viera ... un gran filón de riqueza para nuestro país, y fue durante muchos años el fuerte de nuestra agricultura... (17).


En efecto, las Islas Canarias con el nuevo cultivo, viven una época dorada, beneficiándose todas las clases sociales. El historiador canario Agustín Millares Torres, que vivió este momento de esplendor, con su bien cortada pluma escribe: (...) la situación general del país (léase Islas Canarias), había continuado mejorando por el alto precio que alcanzaba la cochinilla en los mercados extranjeros y la extensión que había adquirido este cultivo, utilizando los terrenos más ingratos. La clase obrera no era ya aquella clase ociosa y miserable, que invadía los caminos mendigando un insuficiente jornal; solicitada ahora por los propietarios y agricultores para realizar diversas operaciones que exigía el plantío del nopal y la cría del insecto, no sólo ocupaba los robustos brazos del hombre y los ligeros y más débiles de la mujer, sino también de los niños, constituyendo así la numerosa prole un verdadero bienestar para los padres. Un peligro había en esto y era que la juventud, atraída por el lucro, abandonaba las escuelas y los centros de instrucción aumentando la ignorancia ya bastante general del país (...) (18).

El agricultor canario ante las buenas perspectivas que tal negocio le ofrecía, fuerza la producción y cubre todo con nopales; desde las tierras con sol de la costa y medianías, hasta la cumbre. En una palabra, se aprovecha todo lo utilizable: los cobertizos de tierra y paja que cubrían los establos, las gallanías, etc. Todos comprometieron en el cultivo no sólo su capital, sino también el tomado a crédito.

Pero aparte de las condiciones idóneas que Canarias tiene para el cultivo de la cochinilla, no podemos obviar otros factores que juegan un papel decisivo en la expansión de la misma. Voy primero a titularlos para luego ir comentándolos uno a uno: abolición del régimen proteccionista inglés; implantación de los Puertos Francos y el empleo de abonos, entre otras causas. Veamos con algún detenimiento estos aspectos.

Un hecho institucional legislativo, que fue la actualización de la política arancelaria librecambista de Richard Cobden, precisamente por un destacado Primer Ministro conservador, Sir Robert Peet, operó recíprocamente entre el solar productor: Canarias y el mercado e industria receptor: Inglaterra, viniendo a fomentar el ciclo de la cochinilla, su fácil exportación y el optimismo de los cosecheros. Este acontecimiento -de tanta repercusión para Canarias- ocurrió en el año 1846, afectando igualmente a ciertos grupos gubernamentales dentro de la propia Inglaterra, Francia y Península Ibérica. En conclusión, el libre-cambio inglés y, por tanto, la abolición de las leyes proteccionistas, liberó a la cochinilla canaria de los gravámenes por volumen importado a que hasta entonces se viera sometida (19).

Otro de los factores que influyeron en la expansión de la cochinilla, fue la implantación del Régimen de Puertos Francos o Franquicias Canarias en julio de 1852. Al inaugurarse este régimen de franquicias, el incremento de la exportación de la cochinilla fue extraordinario, pagándose como mínimo de 20 a 22 reales de vellón la libra, cota que no se había alcanzado en años precedentes. La exportación de toda la provincia de Canarias en el primer año de Puertos Francos alcanzó la cifra de 806.524 libras. Pero aunque en el siguiente hubo una pequeña disminución: 790.524; en 1854 se exportan unos 800.000 kilos, que supuso para los agricultores unos 16.000.000 de reales.

Esta sabia medida de los Puertos Francos no pudo venir mejor, ya que la situación en Canarias por aquel entonces (1852) era desesperante, según el propio Bravo Murillo; cultivos abandonados, miseria; cólera morbo en 1851 y abundante emigración: síntoma supremo de la muerte de los pueblos.

Sin esas franquicias -escribía López Botas- el cultivo de la cochinilla jamás hubiera llegado a desarrollarse en tan grande escala, porque no hubiera podido facilitar a plazos los guanos, muselinas, rengues y otros artículos a las únicas cinco casas de comercio que existían y tenían que pagar los crecidos derechos de la Aduana (20).

Finalmente a los Puertos Francos, hemos de añadir el uso de los abonos, de guanos. Fueron introducidos en 1852 con objeto de alimentar la planta alimentadora de la cochinilla. Se generalizó de tal manera que en sólo tres años, de 1868 a 1870, la importación anual ascendió a 50.000 sacos de guano, cuyo valor se eleva a un millón de pesetas de la época. Sería interesante -y en esto coincidimos con el profesor Morales Lezcano-, establecer una cantidad estimativa de los abonos de todo tipo que entraron en Canarias desde la proclamación de los Puertos Francos, a qué precio se cotizaron y quiénes se encargaban, en calidad de representantes o comisionistas de su distribución entre los cosecheros y agricultores del Archipiélago. La sugerencia queda planteada (2l).

Digamos también que entre los intentos que se llevaron a cabo con el propósito de aumentar el rendimiento de la cochinilla, es de interés resaltar la aparición en el año 1868 de un folleto muy curioso que lleva por titulo: Consideraciones sobre la lava escoriácea (vulgo picón) como abono de las tierras destinadas al cultivo del nopal. Y cuyo autor, Ignacio Vives y Noguer, explica las utilidades que puede reportar a la cochinilla (22).

(Continúa aquí.)

Bibliografía
15) BENITEZ PADILLA, Simón: ob. cit., p ag. 139.
16) DARIAS Y PADRON, Dacio V. art. cit., pág. 1.
17) MARTINES VIERA, Francisco: ob. cit., pág. 65.
18) MILLARES TORRES, Agustín: Historia General de las Islas Canarias. Las Palmas de Gran Canaria, 1894 (libro XVII), págs. 142-43.
l9) MORALES LEZCANO, Víctor: "Producción, precios y, distribución de la cochinilla". Revista Canaria de Economía. (Instituto Canario de Estudios Económicos, nº 4, vol. I, 1972 (tercer trimestre) pág. 7.
20) En "Informe de la Comisión de la Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas". A. S. E. A. P. (Las Palmas, l880), págs. 43-75 y en Consideraciones sobre los Puertos Francos de estas Islas, págs. 77-78. Cfr.
21) MORALES LEZCANO, V. : "Producción, precios ...", pág. 7.
22) VIVES Y NOGUER, Ignacio: Consideraciones sobre la lava escoriácea (vulgo picón) como abono de las tierras destinadas al cultivo del nopal. S. C. de Tenerife. Imp., Lib. y Encuadernación de J. Benítez y Cia. 1868, pág. 46.


Este artículo ha sido previamente publicado en el número 93 de la revista Aguayro, en noviembre del año 1977, editada por la Caja Insular de Ahorros de Gran Canaria.

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Comentarios
Viernes, 10 de Septiembre de 2010 a las 21:14 pm - pedro

#01 hola buenas soy de tenerife y tengo bastante cochinilla porfabor contacte com nosotro por el movil 667879639